domingo, 10 de marzo de 2013

PUERTO CASADO. 1 (La Casa Directorio)


En los próximos capítulos intentaré reflejar cómo era mi vida diaria en Puerto Casado. Cuáles mis costumbres y las del pueblo, mi vida diaria en la Casa directorio, cuando estaba solo y cuando tenía la suerte de tener a mi familia conmigo. Las vistas importantes que tuvimos, durante mi estancia allá y mis quehaceres en el día a día tanto en el trabajo como en el asueto.


Mi primer amanecer en Puerto Casado.
Era el mes de Octubre de 1992, había ido a Puerto Casado con Eugenio Bertolí y el
Presidente de la Caja Rural de Sevilla, Federico Santos, para estudiar la posibIlidad de realizar allí un gran proyecto arrocero, que habían ideado; Pedro Beca,- hijo de Rafael Beca impulsor del arroz en Las Marismas del Guadalquivir-, y el padre de María ,- esposa de Ángel Cávanagh valedor de este proyecto-, Hernando Campos y que estaba patrocinado por Pedro Beca, que financió nuestros viajes.
¡Que paz se respiraba aquella madrugada en aquel tranquilo lugar! Estaba frente a la casa de huéspedes   donde alguna vez pasé la noche cuando llegaba gran cantidad de invitados y eran insuficientes las cinco habitaciones exclusivas que tenía la Casa Directorio. Lo cierto es que lo que se respiraba allí era un aire tan limpio, que los pulmones se dilatabas al máximo, inspirando, y llevando consigo aquella paz que allí se respiraba. 
Si no me falla la memoria, entonces había en Puerto Casado dos o tres coches que habían llegado a bordo del Teresita o del Aquidabán, los dos barcos que transportaban pasajeros y comida desde Asunción y Concepción. El camino desde Pioneros a Puerto Casado estaba recién abierto y era poco más que una Picada con un  pase posterior de motoniveladora haciendo un par de drenes laterales y "bombeando" el camino para que desaguase rápidamente. Pero aquel camino no aguantaba, en buen estado, nada más que hasta las primeras lluvias ya que las partes bajas, precisamente los palmares con tierra más arcillosa, se anegaba y enfangaba de tal forma que resultaba intransitable. Lo cierto es que aquella incomunicación forzosa traía como resultado la paz y  tranquilidad que allí se respiraba.


Foto aérea de la Casa Directorio en 1994. Estaba rodeada de árboles y césped.

En esta foto que hice durante 1994 se aprecian la cantidad de arboles que había en el jardín y en los alrededores de la casa. También podemos observar, al fondo, que todos los alrededores están inundados por el Río Paraguay y cuando esto ocurría, los roedores y las serpientes reclamaban su lugar histórico de permanencia, durente las inundaciones anuales, y deambulaban por los jardines y bajos de la casa como siempre lo habían hecho. 
En mi última visita a Puerto Casado, en 2003,  con mis amigos Ángel y Amparo, ya todo era propiedad de la Secta Moon e intenté que me dejasen pernoctar un par de noches en la Casa Directorio a cambio de darles la información donde les aclaraba las causas del porqué se salaba el Reservista. Concerté una reunión con Pujol, entonces gerente de la empresa en Paraguay, en su despacho de Asunción y me dijo que no podía permitirme la estancia en la Casa porque allí sólo se quedaba Monseñor Moon y esposa, ni siquiera su séquito. Y claro tampoco le conté lo del Cañadón Reservista, ni creo que le importara mucho, pues al poco tiempo lo despidieron.
Nos quedamos en la pensión que hay cerca de la Municipalidad que tenía aire acondicionado. Nada más llegar a Casado (en cursiva un trozo del relato del viaje al Chaco escrito por mi amigo Ángel que podéis ver completo en el enlace del final del párrafo: buscamos a Fidelina, la cocinera de la Casa Directorio, que la vemos sentada, entre Maricarmen y Amparo, en la habitación que nos habían dado, junto a la de Ángel, con el techo de paja y tenía un tremendo olor a zotal y aire acondicionado (que aquella noche no sirvió de mucho, pues se fue la luz); claro que mi compadre recordaba otras noches que le he contado y que ya lashe pasado al blog en los capítulos de LAS AVETURAS DEL CHACO. 


Esta era mi habitación habitual en Puerto Casado.
Esta era la habitación más pequeña que disponía la Casa Directorio y quedaba otra con dos habitaciones reservadas a los huéspedes especiales, ya que las restantes habitaciones estaban adjudicadas a los tres directores de la Empresa Casado, Ángel y Luis Cávanagh y Diego León.
Sin embargo, la pequeña, era la más cómoda ya que tenía dos puertas, una que daba al exterior, de cara al magnífico patio-jardín, que tenía más de media hectárea de arboles y césped  bien cuidado, y la otra que abría directamente al comedor y sala de estar donde se hacía la vida común cuando estábamos allí  los habituales y también los invitados. Al poco tiempo de estar allí cómodamente instalado me compré un equipo de música que con una buena colección de CDs de música clásica, amenizaba mis tardes de tranquilidad y soledad en aquel caserón que cuando no tenía la compañía de mi familia, de los jefes o de algún invitado especial quedaba absolutamente sólo, pues el personal de asistencia se retiraba después de comer y yo les pedía que no me esperasen para la cena.  Me bastaba conque me dejasen preparada una ensalada para la noche , normalmente un picadillo de tomate, locote, cebolla y de vez en cuando yo le añadía una palta (aguacate) o una latita de atún. Marcial, invariablemente, me dejaba el termo con agua fría en la mesita de noche y algo para desayuno,- normalmente una rebanada de pan con mantequilla, mermelada y miel, los magníficos dulces de leche, naranja amarga, mamón y otras frutas confitadas y el termo con café con leche caliente. De esta forma no tenían que volver hasta la mañana siguiente a su hora normal, pues yo ya habría salido a las seis ya que mi hora habitual de levantarme eran las cinco y treinta..
Cuando venían invitados importantes yo tenía que abandonar la Casa Directorio para cederles la que ya consideraba mi habitación y pasaba a pernoctar en la casa de huéspedes que estaba a menos de veinte metros del complejo en el que está la Casa directorio.
La casa de huéspedes resultaba también un lugar muy agradable, hecho en el que influía mucho la personalidad de la sra. que lo regentaba, que era encantadora y no penséis mal pues ya era mayor para andar con escarceos, y el jardinero que era un vejete simpático y siempre pendiente de solucionarte el problema que se nos presentase, fuese del género que fuese. Me da mucha grima no recordar los nombres de las personas que tan bien nos trataron, pero mi problema con los nombres se remonta a más de treinta años, cuando ya confundía el nombre de mis hijas y no es que no lo supiera simplemente que siempre me salía cambiado, a sabiendas que lo estaba cambiando.
Allí en la casa de huéspedes había cinco o seis habitaciones con dos camas y aire acondicionado que era elemento fundamental para poder descansar por las noches, pues durante más de medio año el calor nocturno rebasa sobradamente los 27º centígrados, temperatura que marca "el umbral del sueño"


Vista del Jardín y césped desde la puerta de la Casa Directorio y desde mi habitación.

Esta era la vista desde la puerta de mi habitación en la Casa Directorio. En la Santa Rita que hay a la izquierda de la foto vi por primera y única vez en mi vida, un colibrí libando en esas flores rojas. Mi sorpresa fue mayúscula, no por su increible capacidad de vuelo estático, como un helicóptero  parado en el aire, si no por su tamaño. Aquel precioso pajarito era del tamaño de un escarabajo. Bueno en el Chaco hay escarabajos peloteros bastante más grandes que un colibrí. Precisamente sobre la chimenea del salón había una cabeza de este escarabajo común Lembú toro guazú. Sólo había quedado de él  la quitina que cubre su cabeza y su gran cuerno biforcado, elemento con el que se ayuda para realizar las grandes bolas de excrementos donde previamente ha depositado sus huevos.
Este escarabajo que alcanza hasta 11 cm de longitud,  tiene un color negro, por lo menos ese era el color de la calota que teníamos sobre la repisa de la chimenea.
También se ven dos árboles característicos: a la derecha de la foto, en primer plano, el árbol más bajo es un "maracuyá" también llamado "fruta de la pasión", que mucha gente identifica con la pasión carnal. Nada más lejos de origen del nombre que se debe al parecido en sus flores al martillo y los clavos usados en la Cruxificción de Jesus. Nunca disfruté de esta fruta tropical, rica en vitamina C, pues no me agrada el sabor carácterístico del maracuyá, que por cierto lo encuentro en muchos caramelos de elaboración europea. El otro árbol, del que sólo se ve un trozo de tronco encima del maracuyá, es el cocotero, donde vivía una colonia de periquitos, que formaban parte con sus agudos chillidos de los trinos tan agradables de la gran variedad de pájaros que pernoctaban en el jardín y que eran mi despertador en las primeras luces de la alborada.
Ahora viviendo en Coria, cada mañana desde la primavera hasta el otoño, recuerdo aquellos momentos pues cerca de la cabezera de mi cama hay un grupo de árboles, en un lugar muy tranquilo, donde cada madrugada me depiertan los trinos de los pájaros y aunque faltan los periquitos hay otros, cuyo nombres no sé pues no soy ornitñologo, pero que son los mismos cantos que allí escuchaba y, la verdad, es un despertar agradable.
En este jardín de la Casa vivimos un par de episodios en los que participó "la anaconda": El primero fue durante durante el invierno boreal del 95. Yo durmiendo la siesta, Pepito viendo la tele, seguro sería "El Chavo del ocho", programa que le gustaba mucho y daba alegría verle reír con esa risa franca y cantarina de los niños que están felices. Mari, apoyada en la baranda, pensativa y mirando al fondo del jardín. Dios sabe  donde estaría su mente, seguramente con sus hijas en España, cuando de pronto llamó a Marcial, que andaba por allí cerca y le dijo,- mira Marcial qué palo más bonito-. Señora ¡no es un palo es una curiyú! Seguidamente  me llamaron y me levanté para ver pasar plácidamente una anaconda de unos tres metros y medio flanqueada por varios pavos que no se acercaban demasiado pero que la iban acompañando sin dejarla. Y dijo Marcial: ¡Por eso los llaman pavos!
El otro episodio fue en mi última visita a la Casa Directorio en Marzo del 99. Cuando entré al salón-comedor, vi colgada en la parte opuesta a la mesa, pegada a la pared por encima de la puerta de entrada al cuarto de Diego otra anaconda de cuatro metros y medio, que habían capturado y disecado. Pues a la preciosa y repelente serpiente la habían cazado cuando estaba durmiendo tranquilamente en la tubería que hay justo al final de la escalera que se aprecia en la foto superior y que servía para pasar desde el pasillo al patio. Dios sabe cuántas veces habría estado allí, a seis o siete metros de la cabecera de nuestra cama, mientras nosotros dormíamos apaciblemente.
Maricarmen y Pepito vivieron otro episodi,o mucho más grave, con otra especie de serpiente que puede que hubiese  sido una yarará. -La cobra sudamericana-. Cuando salían de la casa y justo tras pasar en frutal mejicano, al lado del pasillo, Pepito que caminaba delante de la madre,se encontró de  frente con una serpiente que se levantó del suelo en actitud amenazadora. Se le escapó un chillido que alertó a Fidelina que apareció al momento con una escoba. Mientras, Maricarmen se había interpuesto entre la serpiente y Pepito. Afortunadamente la serpiente, al verlos quietos, se retiró rápidamente y aquel episodio, que dejó marcado a Pepito mientras viva, terminó felizmente.


Con Fidelina frente al jardín de la Casa Directorio. Seguramente en Marzo del 99.

Fidelina era la cocinera que teníamos en la Casa Directorio y como le tomó cariño a Maricarmen, cuando ella volvió a España,  no podía yo mirar a ninguna chica que pasase cerca pues enseguida me decía: ¡Don Pepe esta noche Maricarmen soñará con las víboras! Virgen Santa si fuera verdad la de víboras que no habrá visto en sueños y las que le quedan que ver. Dios mediante.
Como la dieta paraguaya descansa exclusivamente en las más variadas formas de preparar la carne solía preguntar ¿qué hago hoy para comer? y Mary le decía puedes hacer carne o carne o sino puedes asar carne. 
Como también estaba allí Pepito había que buscar una dieta equilibrada y así que Mary tomó el mando de la cocina y empezó a enseñarle nuestras comidas caseras más habituales con los condimentos que allí podíamos encontrar. También la enseñó a cocinar los diversos arroces con caldo,  -pues las paellas eran cosa mía-, garbanzos,- que allí son rara avis-, las habichuelas en sus diversa formas, - pues allí se toma mucho el poroto-, que me encanta, pero como acompañamiento  e incluso en la ensalada- y las lentejas, a las  que Fidelina les daba un punto que mejoraba a la maestra. Es que le ponía alguna rodaja de chorizo extremeño, que yo llevaba desde Sevilla cuando viajaba y ella añadía el choricito picante de la zona con un resultado espectacular. Claro que, para  cocinar estos guisos Fidelina tenía una pequeña ventaja, solía ponerlos a fuego lento a primera hora de la mañana y cuando los tomábamos sobre la una, ese fuego lento de la cocina económica de madera de quebracho había hecho maravillas. Una buena cocina requiere buenos y frescos elementos culinarios, pocos y buenos condimentos, mucho cariño y fuego lento. Como la frase es mía no tenéis porqué hacerle caso.
En el congelador de la Casa siempre había guardados seis u ocho lomos de ternera que se iban cambiando regularmente para que no estuviesen demasiado tiempo en congelación. A Marcial y a Fidelina, esas órdenes de mantener en el congelador lomos frescos que se cambiaban regularmente y por tiempo de antigüedad, les venía que ni al pelo ya que se los llevaban a su casa y los consumían. Como yo no soy un gran aficionado al  lomo, siempre procuraba tener allí guardados algunos otros tipos de carne  como: medio chancho autóctono o medio pecarí,  -que le daba un sabor especial a los guisos, como nuestro cochino de pata negra. También solía tener, otras veces,  medio corderito lechal  o medio cervatillo del Chaco. También el cervatillo del Chaco, poco habitual de encontrar, tenía un delicado sabor en el guiso de patatas donde solía añadirlo. Media canal  parece mucha carne, para un sólo comensal como estaba a veces, pero realmente todas estas especies tienen en Paraguay un peso muy inferior a las especies Eurasiáticas. Allí los mamíferos son más pequeños y los insectos y serpientes son enormes.
Pues con estas carnes enseñe a Fidelina a preparar unos guisos de patatas que eran una delicia. Y por supuesto aumentamos en nuestra dieta el consumo de frutas y verduras que no eran de uso común en Puerto Casado  porque, incomprensiblemente, nadie hacía allí hortalizas y las que comíamos, de casa Duré, venían en el Teresita desde  Concepción y no eran populares porque un kilo de tomates, de locotes,- pimientos-, o cebollas costaba lo mismo que costaba un jornal de ocho horas de un trabajador en el campo.
También tomamos alguna que otra comida exótica. 
Recuerdo el día que estando comiendo los cuatro arroceros con Ángel Cávanagh, nos dijo, -os gusta la carne de ternera empanada que estáis comiendo. Pues sí, contestamos todos al unísono, es una ternera un poco dura pero buena. Y Ángel contestó -pues lo que estáis comiendo es carne de Puma, el León sudamericano-. 
Otro día, que un maskoy había cazado un yacaré medianito en los campos de arroz, delante mía, lo eché a la camioneta, se lo dí a Marcial para que lo desollara y me diese la parte comestible y con la parte trasera hice un "all y pebre"  -comida típica valenciana con patatas, pimentón, ajo, pimienta y anguila-, en la que sólo sustituí la anguila por el yacaré. La comimos, Antonio Meseguer, su hijo, yo y no recuerdo si Marcial participó en esta comida, lo que sí solía hacer con todos los guisos que yo preparaba.


Con Marcial en las mismas fechas.

Marcial era el mayordomo de la Casa Directorio y había aprendido, el delicado oficio, de un mayordomo inglés que tenían, en la Casa, hace muchos años y que lo enseñó desde niño a mantener la casa limpia y el personal controlado, servir correctamente la mesa y permanecer, impasible, atento a cualquier necesidad o petición de los comensales y sobre todo a ver, oir y callar. Era todo un lujo disponer de una persona que siempre iba por delante tuya en las necesidades domésticas que se presentaban. Pero, para mí, su especial valía estaba en "saber estar siempre presente, sin que agobiara su presencia y escuchar cuanto se hablaba sin que después lo escuchase repetido y tergiversado por la calle"
Una vez Ángel Cávanagh se molestó con él, con razón, pero le advertí seriamente que Marcial sólo había uno en todo el Chaco y que su falta menor no justificaba perder un servidor tan valioso.
Los primeros días de estar yo por allí, si yo me levantaba a las cinco, a las cuatro y treinta, él estaba ya preparado para sacar el desayuno a la mesa y las botas limpias a la puerta de la habitación. Y si nos  levantábamos a las tres, pues allí estaba Marcial,  a las dos treinta, con todos los desayunos y todas las botas relucientes. Jamás le vi fallar, aunque este rigor sólo se lo permitía cuando estaban los jefes. Cuando estaba solo que era la mayor parte del tiempo y que solía levantarme muy temprano, de cinco a cinco treinta, le pedía que me dejase algo de desayuno en la mesa, el café en un termo y las botas ya las limpiaría cuando terminase de andar por el campo, ya que si las llevaba era por las serpientes venenosas y no por presumir o evitar el frío, ua que más bien lo que provocaban era un enorme calor  la mayor parte del año.
Cuando se vendió la finca, con todas las tierras, casas, maquinaria y enseres pertenecientes a la empresa, lo despidieron y entonces montó una panadería y un pequeño bar restaurante. La casa y el bar estaban  situados en la misma vivienda, que había partido por la mitad. El horno de pan estaba justo al lado de la vivienda pero en un pequeño habitáculo totalmente independiente. Cuando llegamos a Casado en el 92 no recuerdo que tuviésemos pan en el pueblo, solo galletas, -una especie de panecillos que los estancieros se llevaban con el resto de vituallas y lo consumían durante todo el mes hasta su nueva vuelta por provisiones-. La comida se acompañaba con porotos, arroz blanco y lo más corriente, la mandioca. 
 La mandioca  paraguaya Manihot esculenta , que la toman en lugar de nuestro pan, es la raíz de un arbusto perenne de origen subtropical y que hoy está extendido por todo el mundo. En mi primer viaje del 92, incluso en la capital, te servían mandioca en todos los restaurantes, aunque también podías pedir pan, pero en Puerto Casado el pan era un lujo que tenía que venir de fuera.
Por lo tanto Marcial había situado su horno, el bar-restaurante y su casa todo junto. Nosotros  estrenamos el restaurante y el pan calentito, en 2003, el día que llegamos a Casado con mis compadres y por la noche Marcial nos preparó un pacú, que había pescado Ángel Boix con Cristóbal,- paraguayo medio maskoy-, que lo había llevado a visitar un asentamiento indígena y de vuelta habían pescado. También preparó medio Pecarí que nos habían traído unos cazadores amigos, con los que nos habíamos cruzado en el camino de Loma Plata a Puerto Casado y que fueron motivo de otro relato, también publicado en capítulo 6, y que resultó mucho más duro que la planta del  pie  de un maskoy, que nacen y mueren sin ponerse unos zapatos. Todo este entretenido viaje, los podéis ver en el enlace de arriba. ... el chaco paraguayo-6., donde están también los deliciosos relatos cortos de mi amigo Ángel Boix,
Esa noche sentí que el pueblo estaba dividido en tres bandos, lo que yo ya sabía a través de la prensa paraguaya que leo cada día. Por un lado los que estaban trabajando con los Moon, y por otro los que no querían allí la Secta, entre ellos los curas, -cabecillas de la facción expoliadora- y el resto del pueblo, esperando a ver cómo terminaba aquel enfrentamiento, mientras el pueblo iba muriendo lentamente y sin remisión..
Por la mañana yo estaba en la fábrica arreglando un taco motor que se nos había roto en mitad de la selva y que gracias a los amigos paraguayos, que en la fábrica y en taller de la motorizada tenía,- no los miembros de la Secta Moon que entonces todavía mandaban-, me pusieron un taco-motor de un Volvo desguazado y me arreglaron el alternador para que aguantase hasta Asunción. En la fábrica invite a cuatro o cinco de los amigos con los que más relación había tenido durante mi estancia en Puerto Casado y por la tarde, invité a cenar, a otro grupo de amigos con los que me encontré por la calle o buscándolos en su casa, para estar un rato juntos y que me contasen sus cuitas y alegrías. Todos me aseguraron que acudirían, sin excepción, pero sólo acudieron la mitad y todos  pertenecían al grupo anti-moon, con los que precisamente más compromiso tenía en ese momento, ya que me habían arreglado el coche con los medios de la Secta y allí no había otro taller donde poderlo reparar, por lo que el favor tenía doble valor, puesto que no me habían cobraron nada.
El enfrentamiento personal había llegado a un punto que ni siquiera les permitía compartir una cena conmigo, a pesar de que yo era una persona neutral, y sabía positivamente que a  todos les apetecía compartir esa cena con nosotros. Esa guerra todavía sigue y aunque la conozco lo suficiente para tener criterio y tomar partido no quiero inmiscuirme demasiado, ni de forma belicosa, ya que tengo amigos en ambos bandos que, por supuesto, están siendo utilizados por la Secta, los curas, los políticos y los vivales. De todas formas, la defensa de la libre empresa como medio de desarrollo en un pais y mi respeto por la libertad religiosa y la propiedad privada, se  notará en mis opiniones y aflorará mi desagrado por los atropellos de una de las partes 


Saturnina, esposa y Marcial, y su hija mayor Dhina.

Saturnina, esposa de Marcial, formaba parte del grupo de empleados fijos de la Casa y era la encargada de la limpieza, hubiese o no huéspedes. Tenía dos niñas cuando yo vivía allí y he visto fotos después,- que me envió Dhina por FB-, de un hijo nacido algunos años después de mi vuelta a España. Era, y me imagino que seguirá igual, un matrimonio bien avenido a los que jamás escuché una voz más alta que otra e impecables en su comportamiento, fruto de la escuela que Marcial había recibido de su maestro. A mi esposa e hijo les tomaron todos mucho cariño, tanto es así que el día que Mary se despidió, pues se venía a España, a los tres se les humedecieron los ojos y eso que no esperaban que tardase ocho años en volver.
La niña que tiene en brazos, Dhina, hoy ya una mujer, que les ha dado un nieto a la feliz pareja.


Con el antropólogo Ibarra que preparaba en Casado su tesis doctoral sobre tribus indígenas.

Con Ibarra, con el que coincidimos algunas veces en Puerto Casado, llegamos a tener una relación amistosa y fluida. Aunque él se quedaba en la casa de huéspedes, cuando estábamos allí,  normalmente comía con nosotros y aunque quedamos en vernos por España, tras su vuelta, lo cierto es que he perdido todo el contacto con él, ya que no me queda ni su dirección ni su teléfono, ni siquiera recuerdo su nombre completo, ni el título de la tesis, con lo que no puedo ni siquiera intentar localizarlo por FB o por Internet, mediante la búsqueda de publicaciones antropológicas, pues tampoco recuerdo sobre que tema se basaba su doctorado. Pero lo cierto es que tanto con él como con otra chica madrileña que estaba allí, pasando el verano boreal del 95, realizando servicios sociales voluntarios y que se hospeda con las monjas y que también venía a menudo a comer con nosotros, llegamos a tratarnos con la familiaridad que se toma a cualquier buena persona, de tu misma nacionalidad, en otro país. Sólo el hecho de ser paisanos es suficiente como para empezar la relación como si se fuera amigos de toda la vida, cuando en realidad a lo mejor en tu pueblo ni siquiera sabías que existía.


Preparando una paella con Pepito. Siempre le gustó la cocina. Lo aprendió de su padre y de su padrino.

Aquí estoy haciendo con Pepito una de las muchas paellas que preparé en el Chaco. Lógicamente cada vez que teníamos visita o ganas de tomar una para la casa preparábamos el "artilugio",- que nos había fabricado Alejandro Herrera, siguiendo mis instrucciones, con medio bidón de gas-oil, cuatro patas, y los soportes para la leña y la paella-, y con un poco de madera de quebracho y la carne que yo siempre tenia a mano, pecarí y pollo de escarbadero, tenía la garantía que aquello salía para chuparse los dedos.
Este artilugio para poder hacer las paellas sin "asarme en su preparación" lo había tenido que inventar porque, a petición de los directores, había hecho un par de paellas en la Casa Directorio de Asunción y como no tenía paellero y los fuegos de la cocina son pequeños las había cocinado en el asador de carne donde la boca del fuego tiene más de un metro de anchura. Para los asados, que sólo tienes que acercarte cada rato para darle vuelta, ese asador vale, peero en la paella el que sale asado es el cocinero. También me resistía a cocinar paellas por la noche, ya que no es, precisamente, una comida ligera, pero todavía tuve que hacer alguna más en Buenos Aires, ya que de día no teníamos tiempo para todo el folklore de su preparación.
Las paellas del Chaco tenían tal nivel de calidad que podían competir con las de cualquier chef de los que presumen que; como las paellas de Valencia, con el arroz de la Ribera baja de Júcar, el agua de Sueca y la leña de naranjo, son irrepetibles en el resto del mundo.
Bueno, la fuente es la fuente, pero las que hicimos en el Chaco, con madera de quebracho, agua paraguaya, pecarí y pollos del campo, eran espectaculares, -aunque en verduras estábamos un poco flojos, sólo tomate, locote, ajo y habichuelas verdes-. El toque silvestre del pecarí y del quebracho bien manejado, les daban un nivel, que yo, que soy muy exigente en mis autocalificaciones paelleras, me otorgué dos veces un diez, algo que nunca había ocurrido antes ni ha vuelto a darse después.
Allí en la casa intentamos enseñar a Fidelina y Alejandro a hacerlas y lo conseguimos, ya que ambos son cocineros y lo demás es fácil, pero yo creo que cuando nos fuimos pocas veces habrán continuado con el delicioso plato, pues como sabéis la paella es algo más que una comida. Es como el asado en sudamérica,  no es sólo comida sino que también un buen motivo para compartir  compañías y alegrías.


Dos de las muchas orquídeas que dejé plantadas en el pueblo. Este es el patio interior de la Casa.
En este árbol del interior de la casa, donde daba poco el sol y se mantenía una humedad relativa alta planté estas dos orquídeas que no se qué variedad son, aunque aquí les llaman "casco de soldado",- por el parecido de sus flores con los cascos de las legiones romanas-. Solamente pude recoger orquídeas de dos géneros o especies (no se) Ninguna de las dos tenía esos colores espectaculares que tienen las orquídeas que compramos en las floristerías y que la mayoría son de especies mejoradas. Las orquídeas chaqueñas, que recogían los indígenas, solían ser de los palmares por lo que serían del mismo género. Yo había hecho un trato con los maskoy: Una botella de Ron por cada orquídea que me trajesen y  tuve que decir basta porque no venían más que esas dos especies y las planté en el interior de la casa,- cuatro o cinco-, en las dos casas donde vivía el resto del grupo,- frente a la entrada de la fábrica-, y una, que era enorme, me la trajo el indígena en la grupa de una mula donde no cabía y  rebozaba planta por los dos lados y que planté sobre un enorme tronco cortado, muerto hacía ya  muchos años, a la puerta de la cocina y que formaba una mesa-banco de un metro de altura por un metro de diámetro. Sólo allí pude colocar aquella enorme planta pues no tenía ningún árbol que me diese la amplitud suficiente para aguantar semejante orquídea. En cambio vemos estas dos, de la foto,  adheridas al árbol y que están fotografiadas varios años después que las plantara. Seguramente hacía ya cuatro años de su transplante.
Las orquídeas chaqueñas deben plantarse sobre un árbol o restos orgánicos donde desarrollen sus raíces para mantenerse fijas. En cambio no toman el alimento del árbol, como creíamos la mayoría, sino que fijan sus raices y las parte de las mismas que queda fuera es de material esponjoso que absorbe el agua de lluvia, la del rocío y los nutrientes que están en el aire. Si está sobre materia orgánica en descomposición, mejor que mejor, pero las que yo planté, todas fueron sobre árboles vivos y seguro que estarán vivas, si la marabunta, "arrasacontó" que se apoderó del pueblo, las respetó.


Vista trasera de la Casa Directorio, años después de la invasión.

En la fachada Norte se ve con claridad el abandono del césped y la tala de alguno de los árboles que la rodeaban. En otras fotos de la actualidad he visto que también el hacha entró en lo que era jardín interior y noté lu ausencia de alguno de los preciados árboles y del cuidado césped del interior que estaba seco o había desaparecido machacado por la maquinaría que seguramente estacionarían por allí.
Después de mi viaje de Marzo del 99. la empresa Carlos Casado S.A., el 12 de Octubre de 2000, vendió  a la Secta Moon,  550.000 has  de sus tierras que lindaban con el río Paraguay.
Un día después se presentaba un proyecto de expropiacion de mas de 150.000 has., que fue rechazado y sustituído, también el siguiente día y por el mismo congresista, por el proyecto de expropiación de 52.000 has basándose en la ley de latifundios improductivos y aduciendo que Casado había vendido a los Moon las tierras con todo un pueblo y sus pobladores dentro.
Expropiar al día siguiente a la compra con la acusación de latifundio improductivo me parece un poco fuerte. La aplicación de una política bolivariana en Paraguay no creo sea la mejor solución para conseguir que el país prospere. Tanto Venezuela como Cuba, con sus expropiaciones no han conseguido crear riqueza, sólo para los políticos, enchufados de las dictaduras y altos mandos militares, a cambio ambos países han caído en tal postración que tienen que importar alimentos para no perecer de hambre. Ciértamente han conseguido igualar más las clases sociales, pero no mejorando a los de abajo  sino rebajando a los de arriba.
 Aunque, honrádamente creo, que los responsables de estas democracias populistas, que se convierten en dictaduras hitlerianas (que también, Hitler, fue elegido democráticamente) han sido las clases dominantes de los paises sudamenricanos que siempre han visto sus paises como si fueran sus propias estancias, con trabajadores mal pagados, maltratados y sin derechos y hacendados y capitalistas sin obligaciones de cotizar por sus beneficios.
Y la segunda acusación, tan extendida por el mundo, de la compra-venta de un pueblo con sus moradores dentro, es el reflejo de las políticas de desinformación empleadas por los regímenes totalitarios tanto de derechas como de izquierdas. Ambos me resultan igualmente nefastos para el desarrollo y el mantenimiento  de la dignidad personal y colectiva de un país.
En 1996, cuando yo estaba en contacto directo con los directores de Casado pude comprobar que éstos estaban totalmente decididos, y así lo llevaron a cabo, de entregar al pueblo unas 250 has donde estaban incluidos servicios generales y todas las casas que no pertenecían a la empresa, -al menos así lo hubiera hecho yo-, y otras 1.800 has para uso comunal. Y me consta que aquella donación  se llevó a cabo. En cambio, la Municipalidad, por razones inexplicables, nunca traspasó esos lotes a los habitantes del pueblo para que tuviesen las escrituras de sus parcelas. Por otra parte tengo copias de documentos que demuestran que esa misma Municipalidad vendió y cobró parte de esas tierras que le habían sido donadas. ¿Porqué eso nuca se utilizó contra la difamación si había mucha gente que conocía estos datos?
Como toda la expropiación, -que en realidad era una confiscación, pues no había dinero para pagarla-, estaba montada sobre una base falsa y chapuzera, la máxima instancia judicial paraguaya la anuló.
Mientras, los Moon, habían intentado donar 30.000 has para poder recuperar su propiedades en Puerto Casado, donde estaba el núcleo sobre el que se iban a desarrollar todos sus proyectos.  De entrada, también me pareció un atropello por su parte terminar con las iniciativas que, Casado S.A., tenía allí en marcha, especialmente la astacifactoría, pero que ellos hubiesen desarrollado o no sus proyectos, (ecoturismo en Cerro Galván, plantaciones de eucaliptus, piscifactorias, ganadería, congeladores en puerto para exportación directa de carnes etc. etc.) que prometieron, al menos eran creíbles, y tenían los medios para llevarlos a cabo. Si comparamos  estos proyectos con los presentados por el CODE, que no tienen ni pies ni cabeza, ni por donde cogerlos sin que se te caigan desintegrados de entre los dedos de las mano veremos que no aguantan ni el más somero análisis. Son como el cuento de la lechera, literalmente, ya que su principal soporte económico se basa en las lecherías montadas y apoyadas por los menos. El "milagro de los menos" sólo se puede dar con esa gente, de origen alemán "cabeza cuadrada",  que van del trabajo a la Biblia y que sólo dejan de trabajar los domingos para ir a Misa. No son  ni mejores ni peores que nosotros, simplemente son distintos y, por mí, que continúen distintos. Pero cualquier proyecto con filosofía mennonita y personal latino está abocado al fracaso de forma irremediable.
También, si la memoria no me falla y la información privada que me llegó es cierta, la donación de las treinta mil has, que rechazó el Presidente Nicanor, inminentemente que se anunció, fueron las tierras delimitadas y ocupadas por los cuatro mangantes, que ni sé quienes son ni me importa lo más mínimo, pero el que me lo dijo que habían ocupado las tierras, sólo me contó que él había apartado un trozo y otro pez mayor se lo había tragado. ¿Verdad , mentira? tampoco lo se, pero yo me lo creo.
Hasta ahora lo único que ha conseguido la Iglesia es que no desertaran sus fieles en masa para apuntarse a otra religión que les ofrecía darles trabajo y en cuanto a los "trinca-hectáreas" han conseguido que este pueblo quede totalmente paralizado y sin ninguna expectativas a corto plazo, pues la miel, "caca maraca de la vaca", la leche ¿cómo se va llevar la leche diariamente, como es obligado, a través de 160 kms de camino de tierra que cuando pasen los primeros camiones, tras las lluvias, se volverán intransitables. Al menos si no se hubiesen robado los rieles para venderlos como chatarra, se hubiera podido montar ese negocio sobre la base del ferrocarril hasta tener una carretera alquitranada que sustituya al camino actual. Claro que como hace 8 años que no voy por Casado lo mismo ya está el camino asfaltado.
No tengoclara la situación en la que actualmente se encuentra el proceso de expropiación, donación o confiscación, lo que si tengo claro por los contactos que mantengo es que el pueblo ha sobrevivido a base de donaciones del estado y de las Iglesias y que las inversiones que tenían previstas los Moon y que según mi criterios eran la única esperanza de desarrollo que tenía ese pueblo, no creo que se puedan recuperar. Jamás volverán a confiar en Paraguay como para meterse en inversiones de cientos de millones de Dólares que podían fácilmente haber invertido. Tenían las ideas, el dinero y los visitantes para rentabilizar toda esa inversión.
Para disipar algunas dudas y maledicencias que seguro sobrevendrán tras la defensa de la propiedad privada, aunque sea de los Moon os aseguro que:
La Secta Moon, como cualquier otra religión, se merece el respeto de sus creyentes, aunque nos parezca una patraña impresentable, utilizada como medio de enriquecimiento ilícito y desmedido de un reducido grupo que ha sabido utilizar la buena fe de mucha gente para montar su negociete, que ya es enorme, monstruoso. Pero han comprado, pagado y registrado su propiedad y el Estado podrá expropiar, dando razones justificadas y pagando el valor de la expropiación, de lo contrario Paraguay estaría entrando en la onda de los países sudamericanos que atropellan primero la propiedad privada y después todo aquello que vaya en contra de sus ideas mesiánicas ya que se creen poseedores de la verdad absoluta y del equitativo reparto social. "Y una pelota de escarabajo para todos ellos" Los países socialmente avanzados ya han fijado un camino a seguir. Primero hay que crear riqueza, después fijar unos impuestos suficientes pero que no fundan la economía y por último crear unos servicios sociales justos y que se puedan mantener. Cosa ésta última que algunos, como España, no han sabido modular y ahora le echan las culpas a todo lo que pueden-, y desde luego nos les van a faltar corresponsables del desastre-, antes de reconocer que se ha gastado mucho más de lo que se ha recaudado y cuando ya no han encontrado inversores que financien nuestras deudas se han producido los recortes y el hundimiento de nuestra economía
Tampoco la Iglesia Católica ha actuado con honorabilidad y ha machacado el futuro de un pueblo por miedo a la competencia religiosa. Yo sentía aprecio por Pa´i Martin, con el que pensé que compartía algunas ideas sociales, las que habíamos absorbido en los colegios Salesianos, pero él prefirió adherirse a las de su compañero, comunista trasnochado, Pa´i Zislao que para mi es un impresentable patológico y maleducado y no sigo porque todavía es un sacerdote católico, por los que , en general, les tengo gran respeto.
Ni tampoco algunos de los políticos que acá han sacado los dientes por la expropiación, creo que lo hayan hecho para defender al pueblo, si no para medrar en su provecho personal. ¡Sálvese quien pueda!


Fachada de la Casa Directorio y la parte izquierda, donde estaba la oficina y la radio.

Como podemos ver en las primeras fotos, todo este terreno que parece un erial, estaba cubierto de césped y en la esquina estaba el árbol de origen mexicano, llamado "cipote" que daba unos frutos parecidos, en la forma, al kiwis y que posiblemente sería único en el Paraguay. Seguro que a alguien no le gustó el nombre y lo arrancó. O le gustó demasiado y se lo plantó en su jardín. Así ha sido la política  seguida tras la invasión, lo que les gustaba a los jefes, se lo robaban, sino, lo vendían como chatarra. El césped que vemos en las fotos del 94 y que ha desaparcido no creo que lo arrancaran, ya que eso significa trabajo, simplemente lo dejarían  morir de sed.
Los inmuebles de la Secta, los invadieron sin permiso judicial y tampoco obedecieron la orden de desalojo dada por la justicia, que allí se la pasan por el arco del triunfo. Para entender este desprecio por la justicia, sería necesario conocer los intríngulis de la política específica de algunos países, donde todo se pacta. -Si tu me apruebas el proyecto de expropiación, yo te apoyo para presidente del Senado-.
Por cierto, en la puerta central de lado izquierdo, de la Casa, estaba la oficina de las estancias. Había allí una mesa y unos muebles porta-planos de una calidad que pocas veces había visto. Que preciosidad de mesa, casi dos metros de ancho por 6/8 metros de largo y qué valor incalculable el mueble porta-planos y los mapas que contenía. ¿Qué habrá sido de esos muebles?  ¿Por qué mísera cantidad los venderían? Ojalá y esté siendo un mal pensado y se encuentren allí, pues ya quisieran en la Municipalidad disponer de esa mesa de juntas. Pero visto lo ocurrido con los rieles, las máquinas del taller y de la serrería nueva, de los repuestos, la chatarra, ¿la cosechadora, el láser, los tractores y los aperos del arrozal? ¿ el secadero mecánico, los aires acondicionados? y de todo aquello que se pudiera vender a precio de chatarra, mucho me temo que esa mesa no volveré a verla jamás, aunque tenga la suerte de poder volver a Casado. 
Algunas de estos bienes son irreemplazables y Puerto Casado que se merece un Museo pues su historia en única en el mundo, creo que nunca lo tendrá puesse habrán perdidola mayoría de ellos sin que a cambio el pueblo se haya beneficiado.



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