viernes, 1 de marzo de 2013

ARROZ ECOLÓGICO 4 BUSCANDO AGUA DULCE EN EL CHACO


Buscando agua para riego del arrozal, por gravedad, sin tener que elevarla.

Buscando agua en el Chaco con Ortiz partiendo desde el km 11 para inspeccionar todas las tierras de alrededor.

En la primera siembra se saló el agua del riacho donde teníamos instalada la bomba de riego y era evidente que tras uno  o dos meses sin lluvias en la zona se volvía a salar llegando a tal salinidad que incluso el ganado se negaba a beber de allí. Esto lo averiguamos después de tener las bombas allí instaladas, pues aunque el cuidador que por allí había conocía el rechazo de los animales a ese agua, en ciertas épocas, y sabía que se salaba la información que nos llegó no era clara. Tenía que buscar una alternativa viable para cuando este agua tuviese una concentración de sal que la inhabilitase para riego. Construir el canal de riego, que después se hizo, y que venía directo desde el Río Paraguay era una alternativa muy cara y además había que elevar el agua entre 5 y 7 metros de promedio. Así que empecé estudiando el problema, causa de la salinización, del Cañadón Reservista puesto que era el riacho más cercano a la plantación.


Croquis del plano general Cañadón Reservista.
 El Cañadón Reservista es un riacho que solamente lleva agua durante la temporada de lluvias. Inicia su recorrido cerca de la Estancia Santa Elisa y desemboca en el riacho "cuernos" (nombre que le puse tras realizar un dibujo de su perfil y que se parecía a las astas de un ciervo), aguas arriba de Puerto Casado. En su tramo final se confunde con el riacho Candelaria que recoge las aguas del potrero Casilda. El Reservista tiene unos 120 km, de longitud, calculados en linea recta.
La parte que afecta a este estudio  inicia en el km 20, donde el Cañadón cruza bajo las vías del ferrocarril  y a partir de ese punto he calculado que tiene una cuenca de 150.000 has.
Una característica destacada de este riacho es que sus aguas no se salan en ninguna época del año, lo que es una singularidad entre los riachos que bajan del Chaco Central ya que todos ellos recogen aguas en zonas de marisma saladas y todos ellos se salna durante las épocas de sequía y en los meses del invierno Austral.
Trasladar aquí todos los datos de aportación, evaporación, calculados por meses y en función de las necesidades de agua estimada para cada año del proyecto, convertiría el capítulo en un ladrillo, infumable, que os voy a ahorrar.


Barquita que yo utilicé en el riacho cuernos para estudiar porqué se salaba el agua.

Teníamos un serio problema en el arroz. Se nos estaban muriendo las puntas de las hojas con unos síntomas parecidos a los provocados por el riego con agua salada del Guadalquivir cuando el tapón salino sube paulatinamente hacia Sevilla y nuestra salinidad sube por encima de los dos gramos litro. A partir de esa salinidad empieza a afectar la planta y si sube algo más y se mantiene llegará a matarla. Es más, en estado de floración, con esa salinidad es suficiente para mermar seriamente la cosecha. Sin embargo tenía que ser otra cosa ya que regando desde río Paraguay, con una media de 3000 m3/segundo y a mil kilómetros del mar ¿como demonios se podía pensar en agua salada? Pero los síntomas eran de salinidad y lo confirmó el análisis que hicimos para asegurarnos. Analicé el agua del  Cañadón Reservista que desemboca cerca de nuestra toma y pude comprobar que no se salaba, ni siquiera en los momentos en que estaba sin corriente durante meses y sus grandes charcos se mantenían dulces. Entonces tuve que ampliar la búsqueda. Aunque la toma de agua la hacíamos, desde unos de los brazos que el río Paraguay va formando y borrando con las constantes riadas, "el riacho cuernos",- nombre que le había puesto por la figura, parecida al  asta de ciervo viejo, que salía al dibujar sus contornos-, y estaba comunicado al río Paraguay que no se sala nunca. Pero continuando la búsqueda por todos los riachos, que la mayoría no tenían salida, me llevé un susto bastante serio. 
Yo iba en una barquita como la de la foto superior, solo y rodeado de vegetación por todos lados, bogando tranquilamente pero sin descuidar la vigilancia, pues el peligro acecha por cualquier lado. En el arrozal que estaba al lado y en su entorno yo había tropezado con yacarés,- uno fue a parar al puchero y nos lo comimos-, yararás, tarántulas, hormigas rojas, anacondas de diversos calibres, carpinchos y otros bichos de los que no conocía ni el nombre. También sabía que allí había gran cantidad de pirañas porque las había visto en muchos de sitios del entorno y con el agua clarita sentado en el puente de la vía con los pies colgando a menos de medio metro de donde ellas pasaban y los únicos ataques conocidos eran los acaecidos a las vacas, a las que a veces comían sus largos pezones de las ubres al atravesar algunos riachos. ¡Anda que me iba a bañar yo allí, como veía hacer a los chiquillos, si no era con un bañador de chapa! Pues, de pronto, en uno de esos riachos "ciegos" sentí un golpe muy fuerte en el costado de mi barquita, me sobresalté mirando hacia ese lugar y no vi nada, pero  a los pocos segundos los fuertes golpes, como de un puño cerrado contra una puerta,  eran en todo el perímetro de la barquita y os aseguro que la movían en un vaivén nada tranquilizador. ¡Quién dijo que no tenía miedo! antes de dos minutos y remando como un loco, pues estaba muy cerca del final del riacho, tenía la barca encallada en la orilla y de un salto me pasé a tierra firme. Allí bajo, de pie bajo un árbol, obsevaba el bullir del agua embarrada por los movimientos bruscos de aquel cardúmen de peces que nunca averigüe de que especie eran. Ya más tranquilo y con el corazón a ritmo normal, pensé que aquella riqueza piscícola sería una bendición si la sabíamos aprovechar. Allí en Puerto Casado teníamos la única piscifactoría de Langosta de agua dulce de Suramérica. En realidad "las Langostas" eran cangrejos de cola larga de origen Australiano llamados "cuadricarinatus" muy parecidos a los que "disfrutamos" en Isla Mayor el "Procámbarus clarkii" que fue importado 1973 desde Mississippi. Aquel cangrejo australiano lo hemos visto llegar a los 350 gramos y a pesar de ser de agua dulce, -los últimos quince días lo sumergíamos en agua salada-, tenía una textura magnífica, parecida a otros crustáceos de gran prestigio, y con una buena salsa pasaba tranquilamente por langosta y aún mejor, ya que , Paraguay a mil kilómetros de mar más cercano no disfruta de marisco fresco, así que cuando lo comercializamos lo ofrecía como el mejor marisco que se podía comer y realmente así era. Pero esta es otra historia que ya ampliaremos, lo que yo veía en aquellos momentos, pasado el susto es que, fuese el pescado que fuese, aumentaría mucho la calidad de la langosta, ya que ésta era alimentada con pienso compuesto, el mismo de los pollos, y complementado con las "morenitas" una especie de anguila, con su mismo porte y color, pero que su desarrollo no pasaba de los 12 ó 14 centímetros. Después de estas reflexiones y con el ritmo cardíaco normal subí nuevamente a la barquita  y aunque estaba más "escamado" que una cucaracha en un hormiguero de "marabundas", salí del entramado de cauces después de comprobar que a varios kilómetros de allí, aguas arriba, estaba el Riacho Mosquito el responsable de que se salaran las aguas de toma durante los meses de sequía en Paraguay que se corresponden exactamente a los meses que tampoco llueve en Sevilla, Junio, Julio, Agosto y casi todo Septiembre.
Todo el párrafo en cursiva está copiado del capítulo 2º de "Las Aventuras del Chaco. De aviones y barcos" donde cuento toda una serie de aventuras, jocosas unas y dramáticas otras que para mi es el capítulo más divertido de mi blog, que podéis ver en el enlace::



Excursión a Riacho Mosquito a estudiar la causa por la que se salaba el agua.


Con mi estimado amigo Eugenio Hermosa, siempre dispuesto para acompañarme a cualquier sitio en busca de soluciones para el grave problema que tenía la empresa y que repercutiría irremisiblemente sobre un pueblo que llevaba un siglo dependiendo de ella. Salimos, muy tempranito como siempre,- Hermosa se levantaba, todos los días del año, entre las dos y las tres de la madrugada, se daba un gran paseo por el pueblo o jugaba al padel en la Casa Directorio y tras desayunar estaba prepardo para distribuir los trabajos antes de las cinco de la mañana-, en busca del riacho Mosquito para comprobar con seguridad que era el causante de que se salara la toma situada junto el Reservista. 
En la mayor parte del camino se habían perdido las huellas que lo señalaban, menos mal que Eugenio se lo conocía de memoria y no tuvimos ningún problema para llegar rápidamente pero con la cautela necesaria para caer en algún agujero o en un puente con maderas podridas. 


John Wayne en el tajamar de la estancia de Riacho Mosquito.


Aquel lugar resultó ser un sitio precioso para instalar un centro de visitas con un puesto de observación de animales salvajes. En el pequeño lago que vemos en la foto, nos decía el guarda que cuidaba aquello, que era un hervidero de ciervos, pecarís, carpinchos, anacondas y decenas de aves que acudían de madrugada y a la caída del sol a saciar su sed, pues no había mucha agua buena en los alrededores. Me quedé enamorado del lugar, con una plantación de bananas, agua de sobra para tener un huerto y una casa muy bien conservada, en medio de la auténtica selva chaqueña en estado puro. Era y seguirá siendo un retiro donde pasar unas semanas separado del mundanal ruido y donde se puede disfrutar de la naturaleza en una situación de seguridad y comodidad aceptable.


Tajamar del Cañadón en la Estancia Machete.

 Este tajamar lo tenemos señalado en el plano como el nº 4 (en blanco y negro sobre el antiguo plano de Casado S.A.) y lo sustituiríamos por la represa nº 2 (en rojo) que  construiríamos aguas abajo del caserío de la Estancia Machete y a pesar de estar muy bien situada y fácil de arreglar tenía el inconveniente de que su inundación, a partir de un  metro y medio de altura,  seguramente empezaría a inundar los alrededores de la casa y un poco más arriba pondría en peligro el camino que tendría que elevarse. 
Lógicamente para fijar estos datos, con exactitud, había que hacer un plano previo de levantamiento topográfico.


Estancia Machete con tajamar y tanque australiano de agua elevada.

Este método de guardar agua denominado tanque australiano consiste en realizar un pequeño embalse circular, elevado sobre el nivel del suelo 3/4 metros, tomando para ello la tierra del préstamo que se ve lleno de agua justo al lado.
Entre el embalse y el hueco formado por la extracción de tierra se coloca una bomba de elevación de agua que funciona con la fuerza del viento por lo que una vez construido todo el complejo la elevación de agua está relacionada directamente con la cantidad e intensidad del viento,- siempre que las intermitentes lluvias mantengan un buen nivel en el hueco del prétamo de tierras-, y prácticamente no tiene coste de mantenimiento y su sencillez le garantiza una vida larga.


Impresionante altura de la vegetación,  prueba evidente de la fertilidad de la tierra. 

Como alrededor de la Estancia había calculado que se podían realizar dos de las represas que remansaran el agua de la parte alta del Cañadón, estuvimos varias veces paseando a caballo por los alrededores estudiando pendientes y posibilidades de remansar agua sin causar otros problemas.
Las visitas a las diversas represas nos han mostrado unas obras realizadas para proveer agua de beber a la ganadería y que su objetivo primordial era mantener la cañada con hierba fresca, además de proveer de agua potable durante todo el año.
Para poder aprovechar más agua de la parte superior el Cañadón teníamos que ir más arriba ya que  la nº 2 no podíamos recrecerla más, así que pensamos en otra unos km más arriba,- marcada con el nº 3 (en rojo)-, y que drenaría el agua de más de 50.000 has. El cruce del Cañadón con el camino a Boquerón se produce a 5 km de la ruta principal. La altura del camino,- que marcaría nuestra cota máxima-, hasta la mínima, medida en el palmar, más la caída natural a lo largo de 5 km puede darnos una diferencia de cota de unos tres metros, que seria la altura de agua que estábamos necesitando y que nos daría aquí la capacidad de almacenamiento necesaria para iniciar los riegos sin necesidad de poner las bombas en marcha.


La mulilla atómica.

Con esta mulilla, que yo llamaba mulilla atómica, porque desde que salíamos y empezaba a trotar hasta que paraba,- y no importaba que fuera una hora o dos-, no paraba ni un solo segundo de soltar flatulencias. Era increíble como podía haber acumlado gases para poder mantener un sonido  de tubo de escape de moto, en relantí, y  durante más de una hora, parecía  el motor de mi Ducati de cuatro tiempos. .
Pues con esta mulilla hice varias visitas alrededor de las tierras de Güajhó, calculando la caída y la posible inundación de esas tierras con la represa nº 1 del km 20 que detallaremos más adelante.
También la utilizaba cuando paseaba cerca del pueblo donde Ortiz me permitía que fuese sólo, ya que cuando quería alejarme de los caminos y penetrar en el monte siempre iba con él o compañado de alguno de los capataces o peones de las estancias donde inspeccionaba los terrenos, bien para posible desmonte, bien para estudiar la posibilidades de represar agua.


Pluviometría en el km 11, correspondiente al año 1995 y caudal de agua medido en el puente del km 20.

La pluviometria de la zona está entre los 1000 y 1500 mm anuales; con cuatro meses muy secos,- Junio, Julio, Agosto y Septiembre-, y el resto lluviosos sin garantía de que esas lluvias sean regulares. Arriba vemos la pluvionetria medida en el km 11 y los cálculos aproximados, que yo realizaba, en la cercanía del puente del km 20 para medir los caudales que pasaban por ese punto crucial y que seviría para calcular el agua que se podía almacenar a lo largo de la cuenca. Pero nunca hay que perder de vista que, con lluvias tan irregulares, no se podía pensar en el riego exclusivo del arrozal desde este complejo de represas.  Había que contar con que faltaría agua para los primeros riegos de cada campaña y  que faltaría agua para forzar la nacencia en Septiembre-Octubre y tampoco habría reservas para los primeros riegos y el Chaco con una tierra fértil, un clima envidiable y agua buena, es a su vez un medio implacable cuando falta el agua durante algún tiempo. La gravedad de penderá de los distintos tipos de tierra y de cultivo, pero en más o menos tiempo, todos perecerán.
Por todo ello había que construir un sistema múltiple que supliese las carencias de lluvia y que facilitase el riego durante el resto del año.



Aquí con Eduardo, otro fiel compañero de paseos.
 Represando el Reservista para ver hasta donde llegaba el agua.  























Se que esta experiencia la realizamos en el mes de Agosto de 95 porque detrás nuestra se ve un árbol que es el primero que florece en el Chaco y por esa razón se llama "Agosto Poty". (Florece en Agosto, en Guaraní)
En aquella fecha estaban conmigo em Puerto Casado Maricarmen y Pepito, que pasaron allí los tres meses de vacaciones veraniegas del colegio del chico. Así que cuando vi la belleza de aquel árbol, con unas flores rojas preciosas, le pedí a Eduardo que me cortase, a hachazos, las ramas más finas y más floridas para llevarle un enorme ramo mi mujer que tuvo problemas para colocarlo en un jarrón con agua, pues hacía falta algo muy grande para que no se volcase por el peso de las flores y las ramas que tenían casi un metro de altura.


Atajando el Cañadón Reservista, aguas abajo de Güajó, estudiando la posibilidad de un tajamar.

Había una sencilla fórmula para calcular el agua que podíamos represar en la nº 1 (en rojo) que era  cerrando cerca del puente, donde podíamos subir el nivel hasta la superficie del terreno lo que significaba elevar un par de metros desde el fondo del Cañadón. Con ese nivel podíamos ver hasta donde llegaba la cola del agua represada y especulando con la misma caída, calcular hasta donde llegaría el agua cerrando el Cañadón por la vía y elevando el agua unos dos metros sobre el suelo del palmar. Era una hipótesis de trabajo, poco rigurosa, pero serviría para tener un cálculo del agua embalsada.


Caminando toda la vía, para ver los puentes y cómo se encontraba todo el muro, para poderlo parovechar como cierre.

Puente grande del km 20

Este puente, consideré que era el lugar ideal para establecer el cierre y la distribución del agua del Cañadón. Aquí aprovechábamos el muro, base de la vía y los puente bajo la misma. Por lo tanto el primer trabajo consistiría en la construcción de las compuertas de desagüe en el paso del cauce y los cierres con nivel en el resto del puente y puentes laterales. Este era un trabajo útil aún en el caso de que la inundación en la cola nos permitiese recrecer el muro elevando el nivel de la represa a lo largo de toda la vía. Serviría toda la obra hecha sólo tendríamos que elevar los niveles del rebosadero y y del muro de contención.


estancia, vía, Cañadon y los puentes que cruzan la vía.

Si realmente se confirma que la pendiente de este lugar es de 25 cms/km, como yo había calculado en el entorno y podíamos elevar metro y medio el nivel del agua sobre el palmar, la cola del agua alcanzaría unos 8 kms, hasta la linde con la Estancia Güajhó, por lo que era poco probable que afectase a nuestros vecinos.
Con estos datos consideramos que la cuenca bañada por la represa cubriría una superficie aproximada de unas 1.000 has y con un altura promedio de 0.75 metros podría almacenar unos 7.5 hm3.


Corte en los puentes de la vía para remansar agua entre el km 11 y el 15.

Al margen de la gran solución que aportaba el Cañadón Reservista, para las cuatrocientas has desmontadas a la izquierda de la ruta principal estaba buscando una solución alternativa y más rápida de ejecución.  Desde el cerro de Montes y Estancias hasta la vía y entre el km 11 y  el 15 había unas 40.000 has que desaguaban a través de varios  puentes bajo los rieles del ferrocarril y del camino. A su vez la parte desmontada estaría más de un metro por debajo del nivel del suelo del palmar del km 11. Si podía llevar este agua de escorrentía a través de la zona de monte bajo que separaba ambos lugares tendríamos garantizado el riego por gravedad la mayor parte del año. Cerramos los dos o tres puentes que había en ese lugar colocando dos lineas de estacas con sacos de plástico en el centro para evitar las filtraciones y a la vez que cuando subiese el nivel rebosase sobre los plásticos que cubrían todo el "invento" Ni estos cierres, ni tampoco el del Reservista, aguantaron el primer empuje de una gran lluvia, pero se había cumplido el objetivo de ver hasta dónde llegaba el agua situada en ambos niveles máximos. Las viviendas del km 11 quedaban por encima del nivel necesario para atravesar la zona de monte, el problema estaba en construir el canal de transferencia desde el palmar a la zona arrocera ya que no teníamos medios y nuevamente utilizamos el tractor y la trailla para realizar una limpieza del terreno que no corroboró lo que necesitaba comprobar, aunque no tenía dudas de su validez.
Lo que resultó evidente es que en el Chaco las chapuzas no sirven para nada. En aquella tierra tan fácil de erosionar no se podía confiar en obras provisionales, aunque estuviesen pensadas para poca duración. El tiempo que aguantaban era hasta la llegada de las primeras lluvias, medio importantes.


El nuevo canal de riego en Marzo de 1999.

Para poder regar, sin problemas de sal, las 700 has ya desmontadas y continuar con las siguientes ampliaciones, había proyectado un gran canal de riego, paralelo y junto a la vía del ferrocarril, que llegaría por el lado derecho hasta le km 8 y posteriormente pasaría bajo la vía para conectar con el canal que vendría del km 11 y recogía la escorrentía de toda esa zona hasta Montes y Estancias y que más tarde enlazaría también con el sistema de riego previsto en el Cañadón Reservista. El objetivo era regar el máximo posible por riego de gravedad, sin perder por ello, la seguridad de tener directamente riegos desde el río Paraguay donde finaliza este canal y se  instalaron un par de buenas bombas de elevación.


Antonio en el nuevo canal, lleno para regar el arrozal normal.

Cuando propuse el canal de riego les advertí, encarecidamente, que retirasen la tierra vegetal superior en una profundidad de 20/30 cenímetros ya que esa tierra, con tanta materia orgánica, era absolutamente inservible para realizar muros de contención de agua. Ya había sufrido la causas de mi inexperiencia en los diversos cierres provisionales que habíamos realizado. También aconsejé que, una vez retirada la cobertura superior de tierra vegetal  en toda la superficie del canal y del muro, con la retroexcavadora se fuera  depositando la tierra extraida en tandas de más o menos medio metro y que que cada trozo elevado  se regara y compactara, ya que de lo contrario podrían tener problemas de filtración.
Por supuesto, como yo no estaba allí, los sabios del momento, que ni se ni me importa quienes fueron, no me hicieron ni puñetero caso. Me contaba Antonio que 35/40 veces tuvieron que reparar roturas totales o parciales del muro a causa de las pequeñas filtraciones que al día siguiente se habían convertido en un agujero o en un corte total de más de un metro de anchura.


Proporciones que alcanzó el canal de desagüe por la erosión.

Este canal de desagüe que  en las dos primeras cosechas tenía de 1 metro de boca por 60/70 cts de profundidad y que además lo utilizábamos como canal de riego, reutilizando el agua de las parcelas altas para regar las parcelas bajas. Pues este pequeño desagüe, con las tremendas avenidas de agua que provocaba cada rotura del canal de riego, se fue erosionando de una forma increíble. La profundidad cerca del río era de más de cinco metros, que sería el nivel hasta donde bajaba el río en su cota mínima. Para frenar esta tremenda erosión, que podía llegar hasta el canal de riego que está situado a su izquierda,  tuvieron que cerrar al final construyendo un salto de hormigón que permitía mantener un nivel,- que es el que vemos en la foto-, y evitaba así que continuase la erosión ya que el agua no arrastraba del suelo y ya se desplazaba suavemente, pues además la tierra del muro, cercano al desagüe, ya se había asentado y el otro muro lo había apoyado sobre la vía del ferrocarril con lo que por esa parte no tenían problemas.


Frente a la cabaña del km 11  donde vivían los maskoy que trabajaban en el arrozal ecológico.

Para llegar a todas estas conclusiones, previamente, había recorrido a caballo más de 2.000 km2 saliendo una y otra vez desde el km 11 (era el centro del proyecto), desde  el 20, Machete o directamente desde el pueblo, recorriendo a derecha e izquierda del camino penetrando a veces hasta más de diez km en ambos flancos.  Entre 30 y 40 veces pasaría por todos aquellos palmerales, aguantando millones de enormes mosquitos que te hacían una transfusión de sangre en cinco minutos. Normalmente eran unos agradables paseos acompañado por Ortiz o Eduardo con los que hice un curso de supervivencia en el Chaco y me enseñaban qué se podía comer  y qué no, además de contarme historias de la zona y sobre el comportamiento de los animales salvajes, ya que las tierras que atravesábamos eran territorio del yacaré, el yaguareté, el puma, la anaconda y cien variedades de especies venenosas. Había que tener una especial atención a los toros perdidos por el monte y que se podían convertir en un problema de seguridad ya que eran totalmente salvajes. Especialmente, por esta última posibilidad, me compré un revolver del 38 que me ponía al cinto cuando iba sólo de paseo por el campo, por eso en la foto a caballo del inicio del capítulo hablo de mi similitud a John Wayne y no por lo guapo si no por la "pinta que tengo a caballo,- como si fuera un consumado vaquero-, y la pistola que seguramente llevaría al cinto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario