ARROZ CON PATO A LA MARISMEÑA.
Me contaba mi amigo Ángel que un
día fue de cacería al Coto de los Patos, -antes que se creara Doñana-, y el
guarda les preparó un arroz con una cigüeña que había matado y que era lo que
tenía para comer. Como aquel bicho es más duro que la planta del pie de un
indígena Maskoy, la puso en un caldero con dos litros de vino blanco para
que se reblandeciera y se pudiera comer. Aquel arroz se lo comieron pero dejaba
mucho que desear. Lo que si sirvió para pensar que lo mismo que se hizo con la
cigüeña, -y no fue una buena idea-, podría servir para otras aves que tuvieran
un sabor más agradable y una carne más tierna. Y entonces nació el arroz con
pato a la marismeña del que tratamos.
Ya que os he contado cómo nació, cuándo y dónde debemos intentar buscarlo os voy a contar cómo lo podemos preparar. Tras el estilo marismeño os contaré cómo se prepara esa carne y la de cacería en general en la zona valenciana, a cuyos platos de arroz, -por la enorme carga de tradición que ellos disfrutan-, siempre hay que tenerles un respeto y concederles una oportunidad en nuestra cocina de andar por casa.
Ya que os he contado cómo nació, cuándo y dónde debemos intentar buscarlo os voy a contar cómo lo podemos preparar. Tras el estilo marismeño os contaré cómo se prepara esa carne y la de cacería en general en la zona valenciana, a cuyos platos de arroz, -por la enorme carga de tradición que ellos disfrutan-, siempre hay que tenerles un respeto y concederles una oportunidad en nuestra cocina de andar por casa.
Es fundamental, cuando compréis, cacéis o consigáis por otro medio cualquier carne de caza o pescado, sepáis cuál ha sido su alimentación, además de conocer su especie y las cualidades de cada una de ellas.
Cualquiera de nosotros, en España
especialmente, distingue un cochino blanco de uno “pata negra” y dentro de la
especie de ibérico “pata negra”, se distingue perfectamente el de (cebo) que come pienso , del (recebo) que come bellota durante la montanera y se termina con un pienso especial y del (ibérico de bellota) aquel
cochino ibérico, pata negra, que solo come bellota y
aunque penséis que no sois especialistas y no lo distinguiríais yo os garantizo
que sí. Ante tres platos de las distintas denominaciones, (juntos que no revueltos) los probáis e inmediatamente sabréis cuál os gusta más y vuestro paladar si que distinguirá
cada uno de ellos, aunque no recordarais el nombre.
Exactamente igual ocurre con el
pescado y yo siempre pongo un ejemplo que es demoledor. Los albures, lisas ó
mújol, -que de las tres formas se denomina el mismo pez-, es un pescado que
nunca me había gustado pues siempre había probado el que se pesca en los
canales de desagüe del arroz y tiene cierto sabor extraño, con regusto a cieno.
Sin embargo un día probé un albur, enorme, pesaba más de tres kilos, lo que
nunca había visto en un albur y me lo
pusieron a la plancha. Yo no entiendo mucho de pescado pero pensé que podía
estar comiendo una lubina. ¿Qué había pasado? Sencillamente este albur se había
criado en la Veta de la Palma, donde hay un enorme estero, artificial, de 3.000 has para la cría de lubina y dorada y en él la alimentación mayoritaria es el
camarón que entra directamente desde el Guadalquivir en cantidades astronómicas.
Podríamos decir que era un “albur de bellota”, pues cualquiera, aunque no
entienda de pescados como yo, sabe distinguir perfectamente el sabor de un
albur de los canales del arrozal del criado en ese estero y no sólo por el
tamaño sino por su calidad culinaria. Tanto es así que casi todos los albures
que se comen hoy en el famoso “Caldero de Llisa con arroz de Murcia” están
cocinados con los de Veta la Palma, que supera en calidad a cualquier albur
pescado en el mar o en otros ríos.
La comida es también el principal
motivo de la gran diferencia de sabor entre los mariscos de la misma especie,
capturados en lugares distintos. Nuestros langostinos de Sanlúcar de Barrameda
son especiales como todos los langostinos tigre, -llamados así por su rayado
natural-, que se alimentan en los deltas de los ríos y de ahí también la fama
de los langostinos del delta del Ebro o de la desembocadura del Júcar o del
Segura, por la riqueza, calidad y variedad de la comida de las desembocaduras.
Y retornando a la carne de
cacería y al pato en especial, no será lo mismo un pato real cazado en el arrozal en Septiembre, Octubre o Noviembre,
que lleva meses alimentándose de arroz y está gordo y sabroso, que un “sarset” del mes de julio alimentado
en charcas semi-secas y pestosas cuya carne tiene un cierto “tufo” a pescado.
Recuerdo una paella que hice en Paraguay con un cormorán que cazamos en el río
Paraguay y cuyo resultado fue una paella de carne con sabor a pescado.
También debemos aprender y
respetar los tiempos óptimos de cada especie, sea vegetal o animal. Decían los
curas salesianos cuando yo estaba en el colegio: “cada cosa a su tiempo y los
nabos en adviento” Se referían a la siembra de la hortaliza. No seáis mal
pensados. Pues debemos de conocer cuándo podemos tener las hortalizas del
tiempo y las frutas en sazón y cuando es la época buena del marisco (en general
los meses con r) y la de las carnes de caza, especialmente de la épocas
autorizadas. Ahora tenemos de todo, durante todo el año, pero cuando no está
reservado en verde en las cámaras frigoríficas, -para sacarlo en momentos que
no hay natural y es más caro-, se han forzado los cultivos de hortalizas y
frutales, para una rápida maduración, hasta extremos insólitos consiguiendo
unos resultados contra-natura que además de costarnos más caros son un
auténtico desastre en su sabor. Ni la cocina, ni el paladar ni el bolsillo
consienten esos atropellos.
Arroz con pato a la marismeña para diez comensales
Foto de ingredientes limpios y preparados. Sólo falta la guindilla que llegó más tarde, pero a tiempo. |
. Ingredientes:
- 2 patos reales
- 2 botellas de Manzanilla de
Sanlúcar. Mientras más buena mejor.
- 2 tomates medianos.
- 1 cebolla grande
- 2 pimientos de freír (opcional)
- ½ cabeza de ajos
- 1/2 kg de arroz redondo. Si
puedo uso Sabroz, si no Doña Ana, que tomado en su punto es tan bueno y aún mejor. Pero, éste último, tiene menos margen de
error y menos tiempo de espera para las
repeticiones. De todas formas cualquier
arroz redondo perlado nos dará un magnífico resultado, si utilizamos bien el trinomio arroz-caldo-fuego. Si el que tenéis en casa es largo pues
también saldrá bueno y si encima está vaporizado pues se quedará al dente. Tened en
cuenta que en los arroces secos hay que contar con 100gr por comensal pero en los
caldosos 50 ó 60gr serán suficientes por cada uno.
- 200 ml de aceite de oliva
virgen (cuidado si los patos son muy grasientos) menos aceite
- 1 guindilla picante. Este arroz
con “un poco de sentimiento” es muy agradable de tomar, sólo tiene el problemilla que pica al entrar y también al salir.
- El azafrán, el pimentón y la
pimienta negra serán a gusto del cocinero o de los comensales. Ni son necesarios, ni tampoco estorban. Yo si no tengo
alguien con alergias declaradas me gusta ponerle un
poco de pimienta negra y un cucharadita de pimentón, además de dos guindillas. Sin colorante. Es el único arroz que yo cocino que no le pongo colorante.
- 4 volúmenes de agua por volumen
de arroz para que quede caldoso. En el caso del caldoso podemos reservar un cazo de caldo y
tendremos para sacar a la mesa las dos opciones.
Preparación.
Yo procuro “siempre” comprar los
patos desollados y limpios, en su interior, quedando tan solo corazón (que en
casa nadie quiere), hígado y molleja. La piel no me gusta y si se le quita tiene
menos grasa . Hay que cortarle la “cola”. Para otros estilos de prepararlos,
como a "la pekinesa” tendríamos que desplumarlo, para conservar la piel, necesaria para su proceso de horneado, pero este no es el caso. Además al ser desollados, en lugar de
pelados, la grasa queda al descubierto y puedes quitar la mayor parte.
Los descuartizo. Corto por arriba
de los muslos y de los sobre muslos. Tiro la cabeza y aprovecho el cuello,
aunque no se lo coman da mucho sabor. Corto, aparto y troceo la carne de la
pechuga y dejo la carcasa del pato, solo en los huesos, que incorporo al
hervido y la extraigo antes de servir el arroz. La pechuga, los muslos, sobre
muslos y alas los troceo, de forma que no haga falta cuchillo y tenedor. Todo
cabe en la cuchara. Es más, esa carne de la pechuga, cuando ya la tengo en el
plato me gusta desmenuzarla e irla mezclando con cada cucharada de arroz.
Pelo los tomates, cebollas y
ajos. Todo va entero, - excepto la cebolla que corto por la mitad-, a la
cazuela que ya tiene su aceite y un poco de sal añadiéndolos al pato y al vino.
Pongo mi cazuela alemana, de fondo muy grueso, o la olla a presión, sin tapar, porque no tengo ni la olla de barro y ni
el perol de hierro colado que son los tradicionales y le pongo más de medio vaso,- calculemos 150
ml-, de aceite de Oliva Virgen Extra
Cortijos de Andalucía, del que os puedo garantizar que es puro zumo de oliva,
sin otras historias, y a continuación el pato, ya lavado, un litro o litro y cuarto de
Manzanilla, los tomates, la cebolla, la
guindilla y los ajos, todo en crudo.
Y a hervir durante más o menos una hora. |
Mi esposa, que suele hacerlo
algunas veces, cuando ya está todo hervido, le gusta sacar las verduras,
-mientras sigue hirviendo la carne-, triturarlas y volverlas a incorporar. Esta
práctica, que en mitad de la marisma no es posible, ya que no hay batidora ni
electricidad, es una medida que me agrada mucho para cualquier plato cocido que
quede caldoso pues el caldo queda más espeso y con el sabor mucho mejor
repartido. Hay que estar atento mientras esté hirviendo. La vez anterior que hice este arroz, para mandar del fuego lo puse en el caldero que uso para el allipebre que tiene los lados de media altura y sobre el fuego del paellero. Cuando nos dimos cuenta estaba hirviendo, había rebosado el caldo (vino) y salió ardiendo en llamas fuertes y altas. Menos mal que estaba en el patio y lo apagamos sin peligro, pero el aviso no hay que despreciarlo.
Hemos sacado las verduras para triturarlas y añadirlas a continuación.. |
Cuando ya casi solo queda el
aceite, a mi me gusta que quede, junto con éste, un “poquito de manzanilla”
porque le da un toque de sabor muy especial, le añadiremos el agua de acuerdo a
como queramos que nos quede; meloso o caldoso y es el momento de añadir el
pimentón, y la pimienta negra molida (opcional). También se puede poner la
pimienta negra, en grano, al poner todo en crudo pero al final al tomar el
arroz alguien tropezará con el grano de pimienta y se le puede escapar una
lágrima.
tenemos el calado (verduras mas agua 4 x1) y antes de poner el arroz retiramos un poco de caldo por si falta al final. |
Cuando esté hirviendo lo
mantendremos diez minutos con fuego vivo y después unos 8 minutos a fuego lento
y cuidando para que no se nos pegue el arroz al culo de la cazuela, pero con
suficiente fuego para que continúe hirviendo. Hay que pasarle la paleta plana por el fondo para que
no se nos pegue, pero no demasiado ya que al moverlo el arroz se abre y se
escapan los almidones contribuyendo a espesar el caldo y a colaborar en el
posible apelmazamiento posterior. Ese apelmazamiento lo podemos evitar
utilizando un arroz Bomba o el Sabroz o incluso con los arroces largos
transparentes, si bien éstos últimos tomarán menos el sabor debido a que
contienen más amilasa y menos amilopectina. Estos “dos nombrecitos”
corresponden a los dos tipos de almidón que contienen los arroces y hacen de
ellos que sean transparentes o que tengan el punto blanco (de almidón
amilopectina) y que diferencian, a los dos tipos que llamamos largos o redondos.
Esto no quiere decir que no podamos utilizar un arroz redondo "perlado" de otra variedad
cualquiera, sólo tendremos que tener ya bien asumido el control de
Caldo-arroz-tiempo de cocción y servirlo inmediatamente después de retirarlo
del fuego.
A mi me gusta echar un poco más de agua (4 de agua x 1 de arroz) porque me tomo el primer plato caldoso y el segundo meloso, excepto que haya usado Sabroz que quedará caldosos el primero y el segundo y el tercero ya será meloso. Según mi gusto este arroz que tomamos el Sábado 17/11/13, lo puntué con un nueve, pues le faltaba un poco de picante, que no añadimos en atención a los comensales que padecen alergias. Solo llevaba una guindilla (en lugar de dos que es mi medida) y tampoco le puse pimienta negra.
El primer plato caldoso o casi meloso , el segundo también lo tomé caldoso y el tercero meloso. |
El arroz con pato en Valencia
Este es el que hacía mi madre,
que de arroces sabía para editar un libro muy gordo, como cualquier mujer del
entorno arrocero de Levante que te hacen un arroz delicioso con dos ajos, un
tomate y alguna verdura que pille en la huerta de la casa.
Foto con firma de autor de patos arrancado a volar |
Arroz con pato al estilo valenciano para diez comensales. Ingredientes:
- 2 patos reales
- 2 tomates medianos.
- 2 pimientos de freír.
- ½ kg de nabo
- 250gr de alubias blancas
grandes secas (judiones o garrofó)
- ½ cabeza de ajos
- 1/2 kg de arroz redondo.
- 200 ml de aceite de oliva
virgen, cuidado si los patos son muy grasientos, menos aceite
- 1 guindilla picante.
- El azafrán, el pimentón a gusto
del cocinero o de los comensales.
- 3 ó 3 y ½ volúmenes de agua. Saldrá meloso
Preparación.
Si tenemos las alubias grandes
blancas, secas, las pondremos en agua la noche antes para que se vayan
remojando y ablandando. Si se nos olvidó el detalle y a pesar de ello queremos
ponerlas, pues le dan su toque especial, las herviremos solas durante una media
hora antes de continuar con el resto.
Limpiaremos, trocearemos y
lavaremos los patos.
Pelaremos los tomates y
trocearemos o rallaremos.
Cortaremos los pimientos,
lavaremos bien y trocearemos.
Pelaremos y trocearemos el nabo.
Pelaremos y cortaremos los ajos
en tres o cuatro trozos.
Pondremos el aceite, con un poco
de sal, en una cazuela donde nos quepan todos los ingredientes del guiso.
Cuando esté caliente el aceite, sofreiremos bien los patos, hasta dorarlos,
añadiendo entonces los ajos y el pimiento. Tras unos minutos pondremos el
tomate y todas las verduras que se sofrían un poco hasta que el tomate esté
bien frito. Pondremos una cucharada de
pimentón e inmediatamente pondremos un litro y medio de agua. (sólo para ver el
nivel)
Fijarse muy bien en qué nivel
queda el agua, pues ese mismo será el nivel que debe quedar después que todo
haya hervido durante una hora. Repito hemos medido el litro y medio de agua
para ver donde tiene que quedar cuando haya hervido más o menos una hora. Pero
claro para que nos quede litro y cuarto o litro y medio, después de haber
hervido el caldo una hora, tendremos que haber puesto aproximadamente un litro más al
inicio. Para no equivocarnos, esaeagua de más, podemos ponerla en un par de
veces. No importa añadir agua fría al caldo hirviendo mientras no este puesto
el arroz. Eso sí, si tenéis que añadir agua a cualquier arroz ya caliente, hay
que calentarla antes de ponérsela a ese arroz
con el caldo hirviendo.
Cuando el caldo haya bajado
al nivel deseado, añadiremos el
colorante y podremos la sal necesaria, teniendo en cuenta que ese caldo debe
quedar “sabrosito” pues al añadir el arroz siempre absorbe parte de sal. Yo
suelo probarlo después dos o tres veces
y corrijo la sal hasta que quedo satisfecho.
Cuando esté hirviendo añadimos el
arroz y mantenemos 10 minutos fuego vivo, si vemos que parece mucho caldo
retiramos una taza, por si alguien lo quiere más caldoso, o para añadir al
final con el fin de que no se nos seque (pues es caldoso o meloso). Los últimos
8 minutos, a fuego más lento y lo iremos probando para ver la textura del grano
hasta que esté a nuestro agrado.
Reposar un par de minutos o nada
(según el caldo que haya quedado) y servir bien calentito, pero avisar que no
les pase lo que al Prior de la Cartuja cuando una mañana, estando en el refectorio, tomando chocolate,
él se fijo en los primeros cartujos que bebieron y no dijeron nada. Cuando
él le dio un gran sorbo y se quemó,
lengua, paladar y esófago, exclamó:-- Que
poquitos somos pero que hijos de la gran pucha.