viernes, 31 de agosto de 2012

EL ARROZ Y EL MEDIO AMBIENTE




EL ARROZ Y EL MEDIO AMBIENTE

La garceta blanca o "espulgabuey" aprovechando el movimiento de tierras del tractor con ruedas de "fanguear" enterrando el pasto para incorporar nutrientes y minerales y evitar su quema, eliminando la emisión de CO2 a la atmósferas

Hace Cien años todas las zonas lacustres del mundo eran un gran problema para la salubridad de las poblaciones cercanas. En cada nación iban tomando las medidas oportunas para que esa lacra de las zonas pantanosas fuera neutralizada y en cada caso fueron tomadas distintas medidas. 
En España se aprobó la "Ley Cambó" de 1918, sobre desecación de lagunas, marismas y terrenos pantanosos, que no fue derogada hasta 1983. 
Al amparo de esta Ley se acometieron las transformaciones de las marismas y zonas pantanosas españolas desecándolas para el cultivo y con ello erradicando las enfermedades que mosquitos y otros parásitos propagaban desde estas zonas encharcadas a poblaciones limítrofes. Pero quedaron sitios donde no se podía llevar a cabo la total disecación o que ya estaban aprovechados en otras culturas locales, como la pesca o el arrozal, que quedaron en su utilización tradicional. Concretamente en España las tres zonas tradicionales arroceras están situadas dentro o en los alrededores de los mayores humedales de Europa, como El Parque Nacional de Doñana, La Albufera Valenciana o el Parque Natural del Delta del Ebro.
En el mundo existes miles de lugares donde se compatibiliza la cultura del arroz con la pesca y la conservación del Medio Ambiente. A pesar de ello multitud de personas preocupadas por la conservación del Medio, critican duramente esa compatibilidad sin preocuparse, ni poco ni mucho, por los daños o beneficios que ésta produce y es que las informaciones en prensa sobre la utilización de pesticidas es algo que por naturaleza nos repele y que demasiadas veces son manipuladas por los medios para crear alarma como medio de magnificar la noticia.
Tengo un ejemplo claro, - documentado-, sobre la animadversión de la sociedad a la utilización de pesticidas, -sin preguntarse sobre la necesidad o no de su uso-,  y a la utilización oportunista de la prensa de cualquier evento  al que  sociedad sea sensible. 

Patos reales refrescándose en un charco del arrozal ya cosechado. Foto cortesía de Fco, José Galera

LA NOTICIA: Miles de patos muertos en los arrozales de Isla mayor, en la zona de Cantarita.
Creedme cuando os digo que el inicio de la noticia tiene como principal intención dañar la imagen del Presidente del Patronato de Doñana, el entonces Vicepresidente del Gobierno del PSOE, D. Alfonso Guerra. En aquel momento yo era  presidente de la Federación de Arroceros de Sevilla y presidente de la Comunidad de Regantes de Ermita-Cantarita, lugar donde habían muerto los patos y que al ver la noticia me hice una reflexión: al Sr. Guerra no se le pueden morir los patos, alguien los ha matado y por el lugar donde están es fácil adivinar a quien van a responsabilizar. 
Inmediatamente todo el aparato investigador de la Junta de Andalucía, gobernada también por el PSOE, se puso en marcha para buscar la causa de la mortandad, investigando  exclusivamente en los pesticidas utilizados por los arroceros. Inicialmente culparon al Tricrorfón.
El Triclorfón (metrifonato) es un medicamento organofosforado,- que actúa como inhibidor de la colinesterasa, utilizado por la Organización Mundial de la salud en las enfermedades parasitarias de los animales, ingerido o de uso tópico. Inicialmente estaba autorizado como plaguicida,- cuando ocurrió el episodio de la muerte de los patos, aquí narrada-, y ahora se usa más como terapia para la esquistosomiasis urinaria. Actualmente está prohibido su uso, como plaguicida, en los humedales, ya que tiene cierta toxicidad para aves y mucha para peces y crustáceos. Se comercializa mundialmente con el nombre comercial Neguvón. "Vademécum Labiofam, Productos Farmacéuticos, Antiparasitarios internos. Pág 155 Nuchigan (Servinsumos). Diccionario de Especialidades Veterinarias.
Pero durante muchos años ha sido un insecticida utilizado normalmente y nunca habíamos notado ningún tipo de daño ambiental y como era costumbre, a mediados de Agosto,  habíamos realizado un tratamiento general contra un insecto, -la chinche de campo-, que daña el grano y que llegado a cierto porcentaje de “picado” lo inhabilita para el consumo humano. Sin embargo, entonces ya sabíamos, que el Triclorfón en las mismas dosis, es menos nocivo que la cafeína o la sal común, posteriormente, nos enteramos que, incluso, es utilizado como medicina para uso humano. Sin embargo, sólo con la noticia y las informaciones interesadas que le habían llegado, el juez instructor, que en su fuero interno ya nos había juzgado y sentenciado, preguntó a cada agricultor los productos que había utilizado en el campo buscando desesperadamente a quién “echarle el muerto”.  Y pienso yo que ya nos tenía juzgados y sentenciados porque cuando me llegó mi turno de interrogatorio y contesté a sus preguntas le pedí permiso para ampliar mis declaraciones ya que como Presidente de la Federación de Arroceros y de la Comunidad de Regantes de Ermita Cantarita tenía información que podía  ayudar a esclarecer la causa de la mortandad. “Me dijo que no le interesaba y que podía marcharme”. ¡Magnífico juez instructor y digno representante de la justicia española y mundial! En un posible cuadro de responsabilidades por daño ambiental en el que puedan existir dudas sobre efectos nocivos por utilización de pesticidas, ¡no hay dudas!: El agricultor siempre es el responsable y si no lo es que lo demuestre.
Si el juez instructor hubiese escuchado mi declaración y hubiese investigado, también, es esa dirección nos habríamos ahorrado dos o tres años de “juicios, prejuicios y perjuicios”, porque las causas estaban muy claras y eran evidentes:

Cinco colleras de patos reales levantando el vuelo tras alimentarse de arroz y crustáceos en el arrozal "fangueado e inundado"
después de recogida la cosecha. Foto cortesía de Fracisco José Galera.
Los patos aparecidos muertos en el arrozal los habían traído, los guardas del parque,  unos días antes en dos Land Rover, llenos de patos enfermos de botulismo, con la exclusiva intención de que se curasen, ya que el arrozal es un magnífico sanatorio para las aves con botulismo. En el arrozal encuentran comida en abundancia, agua limpia, sombra y refugio. Muchas de ellas se salvaron, otras no se movieron del sitio donde las habían tirado: junto a los caminos de la comunidad. Aquella información, que me llegó a través de un testigo, con nombre y apellidos, nunca fue refrendada por los funcionarios que la llevaron a cabo y que vieron como su acto, quiero pensar que sin maldad,  recaía sobre los arroceros que fuimos sometidos a un juicio mediático cuyos efectos todavía perduran, después de pasados veinte años.
El brote de botulismo, -enfermedad endémica de Doñana, pero que no se da en la zona arrocera,  pues en ella se cambia el agua constantemente; somos la depuradora, por decantación, del Guadalquivir-, se había originado en una charca cercana a los arrozales que todos los años por esa época se vacía para evitar la enfermedad,  pero que ese año por circunstancias muy especiales habían dilatado su desecación. La Fundación José María Blanc creada para la conservación de la Naturaleza tenía unas cuantas parejas de gaviotas picofinas todavía con sus nidadas en el momento de  eclosión y cría. Para no perder esas crías, de una especie en peligro de extinción, mantuvieron el agua hasta que su pudrición provocó el rebrote del botulismo. Rápidamente se extendió a otros lugares del parque, donde por cierto (y esto último cuento de memoria) ya tenía problemas con la debilidad   de las aves procedentes de Centro Europa, donde algunas había sufrido los efectos de Chernóbil.
Los arroceros nos limitamos a defendernos y no derivamos a otros las culpas de nuestra acusación. Ni tampoco ninguno de los causantes involuntarios, quiso asumir su responsabilidad y se parapetaron en un silencio cómplice que les beneficiaba o por lo menos no les iba a causar molestias. Pasados dos o tres años se aclaró que la muerte de los patos no fue por causa de los arroceros, ni de ninguno de los productos utilizados en los arrozales. ¿Alguien se enteró de esa noticia, publicada en letra minúscula y en el interior del periódico? La misma  prensa que nos había acusado, en primera plana, con negritas y en mayúsculas, antes de que se demostrase su veracidad. Mientras que “la mortandad de patos causada por los pesticidas de los arroceros” fue noticia mundial, la sentencia, que aclaraba  nuestra inocencia, era una noticia de quinto orden que no interesaba a nadie y ese “sambenito” siempre lo llevaremos sobre nuestras espaldas.

Gaviotas y garcetas buscando cangrejos e insectos acuáticos, tras el "fangueado" (proceso de enterrar la paja del arroz)

Esto no es más que un ejemplo de la reacción de la sociedad ante la utilización de pesticidas. Todo el mundo está en contra, hasta nosotros que los utilizamos, pues somos las primeras víctimas de un mal producto o un mal uso del mismo, pero no somos responsables de ningún posible efecto nocivo, siempre que utilicemos productos autorizados y las dosis adecuadas.
Afortunadamente hoy, después de tanto  tiempo  transcurrido de beneficiosa convivencia de los arrozales con los humedales protegidos, se ha demostrado en la práctica lo que algunos ecologistas radicales nos niegan en el papel  y nos siguen “demonizando”, mientras que cada día es más evidente que la recuperación de la fauna avícola e ictícola se ve favorecida especialmente por este cultivo, cuya erradicación sería contraproducente para la conservación de la fauna de los Parques Naturales, so pena de invertir cientos de millones en crear unos hábitat naturales con características parecidas al arrozal.
Tomemos como ejemplo de convivencia los arrozales del entorno de la albufera, que llevan cultivándose en el mismo lugar desde hace MIL AÑOS y conviviendo con la pesca y la cacería de aves durante ese tiempo.
Dice Mª Àngels Ramón-Llin Martínez, concejala de Calidad Medioambiental, Energías Renovables, Cambio Climático y Ciclo Integral del Agua del ayuntamiento de Valencia que la labor de los agricultores como actores es fundamentales para la protección del ecosistema en la Albufera En este caso concreto de la Albufera, “los más protectores del medio ambiente han sido siempre los agricultores”. Según la regidora, el cultivo del arroz ha permitido preservar el humedal. Los agricultores se han encargado de mantener el campo en condiciones adecuadas y conseguir un arroz de calidad y muy apreciado. “Por mucho dinero que se hubiera invertido o muchos programas europeos, autonómicos o nacionales que se hubieran implantado, la Albufera, sin los agricultores, no estaría como está”
Este reconocimiento público que no se ha hecho, que yo sepa, en otros lugares, a nivel privado, es totalmente asumido por los cuidadores de los Parques Naturales con arrozales a su alrededor.
Desde que se estableció el convenio de Ramsar, cada día están los humedales mejor catalogados y controlados en su conservación, pero su objetivo: "la conservación y el uso racional de los humedales mediante acciones locales y nacionales y la cooperación internacional, como contribución al logro del desarrollo sostenible en todo el mundo", no sólo no entra en contradicción  con el cultivo del arroz, sino que más bien al contrario, este es su complemento natural, ya que este cultivo encaja perfectamente en su declaración de intenciones: "El uso racional" por lo tanto tiene en su corazón la conservación y utilización sostenible de los humedales y sus recursos, en beneficio de la humanidad.”


Tras la cosecha y la inundación de la tierra ya fangueada, las aves como flamencos, cormoranes,cigüeñas, garzas, etc, se desplazan centenares de kms cada día para comer y solazarse en el arrozal. Foto cortesía de Francisco José Galera.

Existen ONG, comprometidas con la conservación del Medio, que comparten el criterio de Ramsar en cuanto a la utilización racional de humedales y su entorno como vemos en el ejemplo de Guyrá Paraguay. "Guyr Paraguay es una de las organizaciones ecologistas más importantes de Paraguay. Entre otras cosas ha logrado la sistematización y digitalización de los datos de inventario biológico para todas las áreas protegidas del país". Ese modelo de colaboración con el agricultor, -que al fin y al cabo es el verdadero guardián de la naturaleza-, es lo que ha llevado a cuerdos como este: La Asociación de Productores de Arroz de la Cuenca Baja del Río Tebicuary firmó un acuerdo de cooperación con la Asociación Guyra Paraguay para la conservación de la biodiversidad y recursos naturales en los arrozales de la zona. El convenio, por dos años, tiene como objetivo aunar esfuerzos con el fin de promover y asegurar el uso adecuado de los humedales y la conservación de la diversidad biológica de la cuenca baja del río Tebicuary. "Para nosotros es de suma importancia que los técnicos de Guyra Paraguay, una organización seria e independiente, haga el control de la fauna y estudio del agua en los arrozales", dijo Mazurek. Pte Asociac. de productores arroz
En esa dirección de “la sostenibilidad” es hacia donde debemos encaminar todos los esfuerzos para la continuidad de las explotaciones arroceras, sin detrimento de los cuidados Medio-Ambientales, y en esa dirección se está fomentando, en muchas partes del mundo, la agricultura sostenible que en el caso del arroz , en España, se lleva a cabo mediante “producción integrada” . Veamos un ejemplo:
La producción integrada en Extremadura comienza su desarrollo mediante el Decreto 24/1999, de 23 de febrero, que fue sustituido por el actual Decreto 87/2000, de 14 de abril, por el que se regula la producción integrada en productos agrarios en la Comunidad Autónoma de Extremadura, y que sigue plenamente vigente : La producción integrada es un sistema de producción agraria que, aprovechado al máximo los recursos y los mecanismos de producción naturales, aseguran a largo plazo una agricultura sostenible, introduciendo en ella métodos biológicos y químicos de control, y otras técnicas que compatibilizan las exigencias en cuanto a calidad, con la protección del medio ambiente y la productividad agraria. Este enfoque se hace extensible a las operaciones de manipulación, envasado, transformación y etiquetado de productos vegetales y animales acogidos al sistema. Hemos tomado este ejemplo por ser Extremadura una de las zonas menos afectadas en los humedales del entorno arrocero y a pesar de ello su preocupación es comparable con otras comunidades más sensibles.
Esta idea de producción con mantenimiento del Medio-ambiente también está arraigando ya en los países sudamericanos, así podemos ver  que en Colombia, , la Federación Nacional de Arroceros apuesta por un cultivo sostenible. En lo Económico: con casi 500.000 has de arrozal, más de 150.000 personas dependientes del mismo y con el objetivo claro del autoabastecimiento. En lo Ambiental: mediante el cultivo de arroz irrigado, en zonas marginales y con nuevas variedades menos exigentes en abonado y más resistentes a las plagas y en lo Social: procurando un alimento básico para la población y el empleo de más de 20.000 agricultores que cultivan 34.000 unidades productivas, siendo el 75% de la parcelas menor de 10 has.

En las 35.000 has de arrozales de la zona sevillana cientos de miles de aves comen en el arroz y duermen  en el entorno.

Por parte nuestra, la zona arrocera sevillana, la capacidad de adaptación a las necesidades de cada época ha sido ejemplar. Desde la transformación de las Marismas "secas e improductivas”  -que no un humedal-, a los arrozales modernos, tecnificados,  a la cabeza del mundo y respetuoso con el medio, el camino ha sido largo y tortuoso.
Desde los trabajos de los cincuenta, de sol a sol, con el agua a 4º ó 45º, metidos en el barro, atascados 20 ó 30 centímetros, andando hacia atrás y doblados todo el día, pasando por la mecanización, obligada por el abandono de los temporeros que encontraban otros trabajos, menos inhumanos y mejor remunerados y cuya penosa transición pasamos sin guía y a base de equivocaciones, hasta la tecnificación actual, con maquinaría potente y cómoda y herbicidas e insecticidas que nos permiten controlar nuestras plagas sin daños colaterales, han sido sesenta años de continua adecuación al medio, al mercado y alguna de las veces, una lucha por la supervivencia. Pero hoy hemos conseguido un cultivo moderno, respetuoso con el medio y cumplidor de su función social.
En líneas generales, los arroceros hemos logrado a lo largo de estas décadas:
 Reducción del abonado y de tratamientos químicos. Introducción de técnicas biológicas para el control de plagas. Nuevas variedades: más productivas, resistentes a plagas, con mejores rendimientos y cualidades culinarias.
En lugar de un problema, somos el apoyo de los Parques Naturales del entorno: Filtro de agua natural.  Fuente de oxígeno a lo largo del cultivo.  Hábitat de la avifauna. Fuente de alimentación de diversas especies.
¡Bien se merecen los arroceros que se les reconozcan sus valores y aportaciones a favor del Medio-Ambiente y que terminen los ataques de “indocumentados” que sólo desean notoriedad y medrar a costa del erario público!

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