EL TAPÓN SALINO Y LOS PROBLEMAS DE LOS RIEGOS DEL ARROZAL. (´54 -´84)
En los dos próximos capítulos voy a explicar los problemas de riegos que teníamos desde el ´54 al ´84 en el 1º y desde el 81 al 2013 en el 2º . En el 2º post retorno del ´85 al ´81 porque en ese capítulo además de los problemas evidents de la salinidad entro a cuantificar los daños que ha causado al sector la desidia de las Administraciones y el atropello a nuestro derecho en el uso del agua por razones políticas, ya que las ampliaciones de riego convenientes y necesarias en la cuenca debían de estar supeditadas a tener las reservas adecuadas. Lo mismo podría ocurrir con el dragdo del río si se realiza antes que se pongan los medios necesarios, -la modernización del riego del sector arrocer-, para que esta mejora de la navegación no sea a costa de la ruina del sector arrocero.
Representación gráfica de " el tapón salino del Guadalquivir". |
En todos los estuarios se produce la mezcla de agua dulce con la salada y en el nuestro esa parte de mezcla que va oscilando hacia arriba y abajo en función de las aportaciones del agua dulce y de las mareas, le llamamos Tapón Salino.
Hemos tomado el plano del estuario y hemos marcado una serie de puntos para facilitarnos la explicación del funcionamiento del tapón.
Cuando se ve un punto es indicativo de que en ese lugar se mediría un gramo de sal por litro. Cuando hay dos juntos equivaldrían a dos gr/l de sal y así sucesivamente. Esta representación que empieza con un gr/l a la altura de Coria del Río, primera toma de agua para el arroz, tiene una correspondencia de tres gr/l a la altura de la última toma, en Cotos Regables. Aunque es una representación teórica, podría fácilmente corresponder a una situación real del tapón salino durante la marea alta en un año de escasez de agua, cuando el riego del arroz hay que vigilarlo con cuidado, -pues la aportación de agua dulce por Alcalá es insuficiente-, pero aún con esta situación peligrosa puede llevarse el cultivo a buen fin, siempre que en marea baja "el tapón salino" baje lo suficiente para que la última toma no sobrepase del 1.5/gr/l.
Es decir cuando baja la marea, el río desagua en el mar mientras el nivel de éste es más bajo y se lo permite. Toda la linea de puntos se irá desplazando hacia la desembocadura y los tres puntos que vemos en el centro del estuario (que indican 3 gr/l) bajarían hasta cerca de la desembocadura, quedando la última toma, la más cercana al mar, entre 1 y 1.5 gr/l.
Cuando va subiendo la marea y se nivela la altura del río con el mar, primero se parará el desagüe e irán subiendo de nivel, mar y río a la par, pero pronto la subida del mar será más rápida que la del río y empezará la penetración del agua salada. Cuando llueve mucho y hay una gran aportación de agua desde la Presa de Alcalá el río estará más alto de nivel y traerá más agua para suplementar la subida del mar por lo que la penetración de sal será baja o inexistente, en cambio durante la época de riegos, que las bombas extraen agua del río, si ésta no es repuesta a través de la Presa, bajará el nivel del río con el agua extraída y tendrá que ser rellena por la aportación de agua marina por lo que "el tapón salino" irá subiendo paulatinamente hacia arriba del estuario.
Vista del embarcadero de Coria desde la desembocadura del río Pudio. |
Esta preciosa foto de José Manuel Calvo Pastor, -al que admiro como fotógrafo del Guadalquivir-, nos muestra el estuario a la altura de Coria del Río en el punto de la desembocadura del Río Pudio.
Las oscilaciones de altura del río, en este punto normalmente son superiores a un metro y en estos últimos años la velocidad del río, en este punto y por el centro de la ría, tan al subir como al bajar es equivalente a la velocidad de una persona caminando rápido, entre 4 y 5 km/hora, .
Cuando el agua salada va subiendo, toma el centro de la canal y como es más pesada que la dulce va penetrando en forma de cuña propiciando con ello la mezcla con la dulce. Más tarde el río ya se moverás en toda su anchura, pero realmente el gran movimiento de agua tiene lugar por el centro del río. Esa es la razón por la que temo que la variación de salinidad con el dragado, que Puerto de Sevilla, fija en 0.1 gr/l yo digo que es muy difícil de calcular, ya que para poder medir la variación, tendremos que conocer las mareas, el agua que pasa por la presa, las tomas del arrozal que estén en marcha, la evaporación media de esos días, el estado fenológico del arroz para calcular evapo-transpiración, las tomas clandestinas de los algodones o de los pozos situados junto al río y algunos otros puntos que olvido. De todas formas decir que subiría 0.1gr/l ó 2 gr/l es una afirmación gratuita si no va acompañada de la explicación que enmarque las circunstancias y el lugar de medición.
Según mis cálculos, no matemáticos, -como tampoco lo eran los 10 m3/seg que se pierden hasta ahora (antes de quitar la Barra de Sanlúcar) por su mezcla con el agua salada-, y que empecé a utilizar en el 82 y después todo el mundo daba por válidos, sinceramente pienso que, tras el dragado del río, van a tener que desembalsar del orden de 20 m3 en Alcalá para mantener el tapón salino en las mismas cotas de salinidad y altura que ahora mantenemos con 10 m3.
Los argumentos y las medidas utilizadas para realizar este cálculo se explican en el capítulo anterior del Dragado del Estuario del Guadalquivir.
Esta preciosa puesta de sol tomada frente a Coria con el río en Marea baja. |
Esta es la imagen de una marea baja donde quedan al descubierto los restos de embarcaderos antiguos, cuyas plataformas hace decenios que desaparecieron pero los trancos de sujeción, casi siempre sumergidos tienen una larga vida.
La diferencia entre marea alta y baja en Coria es superior al metro de altura, sin contar las cotas máximas tanto altas como bajas y se observan perfectamente y a diario en el embarcadero.
En un año normal de desembalse de agua en esta situación de marea baja la salinidad de este punto estará alrededor de 0.5 gr/l, en situaciones anormales como el ´83 y reiterativamente varios años más, despues de esa fecha, la salinidad en este punto ha sobrepasado el 1.5 gr/l en marea baja y en algunos momentos más de los 2 gr/l.
PROBLEMAS DE RIEGO EN EL ARROZAL DE LAS MARISMAS DEL GUADALQUIVIR
Seguramente mi primer contacto con los problemas del agua salada, para el riego del arroz, ocurrió a finales Julio de 1954. Aquel era el primer año que sembrábamos arroz en las marismas y yo cumplía 10 años. Alrededor del día de San Juan se producen las mareas más altas del año y es el momento en el que el arroz está preñado y se encuentra más débil. Recuerdo perfectamente una clara noche de luna llena cuando mi padre me llevó a la válvula de entrada de la primera fila del Toruño, que entonces estaba justo al lado de la carretera homónima. Nos situamos a unos metros de la entrada, donde el agua yo se serena de las turbulencias causadas por velocidad que toma al pasar por la válvula, y allí, mi padre, con la mano, elevaba el agua por encima de la altura de los ojos y la dejaba caer lentamente teniendo, como fondo, la luz de la luna. Curiosamente las partículas de sal, -cloruro sódico-, deben de formar moléculas compactas y cristalizadas, ya que se veían brillar en medio del agua que se escurría entre sus dedos. No era, ni es, un método muy científico pero si había muchas “estrellitas brillantes", en el agua que caía, mi padre se iba y cerraba la válvula de entrada a la parcela.
Con posterioridad he comparado los rendimientos de cada año, en kilos por hectárea, y he podido ver que ese año tuvo una merma en el promedio de la zona cercano a los 1000 kg/ha. Aunque para mi no son de total fiabilidad los datos que manejaba la FAAE, porque el agricultor siempre ha encontrado razones de peso, - por supervivencia generalmente-, para declarar lo que más le conviene en cada momento. Cuando no era por la cantidad que debía entregarle al dueño como renta o parte de pago, era por el estraperlo, por no entregar todo a la cooperativa o por eludir el control del fisco, el caso es que los datos hay que ponerlos en cuarentena. Pero a pesar de todo ello es fácil de encontrar los años de problemas de salinidad por los ciclos de merma en el promedio de las cosechas.
Así mientras en el ´54 la media fue de 5-000 kg/ha, en los dos siguientes año, ésta pasa de los 6.500 kg/ha volviendo el ´57, ´58 y ´59 a bajar de los 6.000. Aquí entran otras variantes a tener en cuenta y corresponden a las nuevas variedades, la progresiva desalinización de las tierras y las mejoras de los sistemas de cultivo con un control más efectivo de plagas hacen que nuestras tierras suban una media de producción entre 500 y 750 kg/ha por cada nueva década, lo que nos a llevado a elevar la producción media de los 6,000 kg/ha de los ´50 de la primera década a los 10.000 kg/ha que hemos podido recolectar estos dos años 2.012 y 2.013.
Aunque la progresión no es aritmética y estas cifras hay que mirarlas en un contexto de promedios generales, de no ser por las grandes pérdidas causadas por la falta de agua buena si se hubiese visto cómo ha ido aumentando el rendimiento medio.
Volviendo a los ´60, -cuando la construcción de los embalses permitían una disponibilidad de agua igual o superior a la demanda, podemos ver unas producciones entre los 6.500 y 7000 kg/ha y en parte se deben a las nuevas semillas de la estación arrocera de Sueca de grano redondo, perlado y cristalino y especialmente a la única época, de la historia, en la que ha funcionado correctamente el sistema de regulación de embalses de Guadalquivir que según la misma CHG desaparece en 1979, sin embargo las producciones medias de los ´70 son inferiores a las de la década anterior a pesar de tener las mismas variedades y algunas nuevas como el Girona que demostró un potencial productivo importante.
Y es que en los ´70 ya empezamos a sentir la dentellada de la sequía que si bien permitía llegar con la cosecha de toda la superficie hasta final de cultivo la merma en la producción era evidente. Nuestro objetivos entonces estaban en producir cien sacos por ha que equivalían a 7500 kg/ha lo que realmente conseguíamos muchísimos agricultores.
Fueron unos años duros por los enfrentamientos fratricidas por la nueva puesta en riego de la Ermita que venía en un momento ya de por sí difícil por los problemas de riego. Las razones, con sus pros y contras ya entraremos con detalle cuando contemos la historia de la Ermita-Cantarita.
Esas nuevas tierras incorporadas al cultivo, con enormes problemas de riego más las mermas causadas por la baja calidad del agua en general, hacen que los rendimientos de los ´70 sean inferiores a la década anterior, siendo una realidad la mejora en el cultivo y el aumento parcial de la producción en los sitios buenos y con agua buena.
A partir de los ´80 el desastre es inconmensurable. desde 1979 había empezado la Mesa de la Sequía, con ayudas a la agricultura, ya que ésta afectaba a toda España. Sin embargo como los embalses tenían algunas reservas al arroz se le vuelve especialmente nefasta a partir de 1.982
Este documento, interno de la comunidad de la Ermita, preparado por Rafael Angel Grau,- mi gran amigo y maestro en los temas de agua y que ya no está entre nosotros-, se refiere a la salinidad tomada en dos puntos clave: el primero en la toma principal de la casa de bombas, el Brazo de los Jerónimos y el segundo en el Puente de San Ramón, donde a se han mezclado ya las aguas elevadas por la bomba de re-elevación de "Zabala".
En la primera columna (Brazo de los Jerónimos) podemos ver la salinidad del agua de desagüe de las tierras de la Comunidad de Mínima, la de Escobar y la del Poblado. La salinidad de salida de los campos nos da idea de la media de la salinidad de entrada y vemos de inicio el problema de riegos que sufrimos ese año, que nos obligarían a llenar sin soltar agua en Alcalá.
La fecha primera indica el día de inicio de los riegos de la Comunidad de Ermita esa campaña, el 10 de Mayo, y una salinidad de 1.4 gr/l a 1.6 gr/l en los desagües de esas comunidades de los diez primeros días quiere decir que la comunidad de Mínima empezó a regar con una salinidad de 1 gr/l en marea baja y cerca de 2 gr/l en marea alta, ya que cuando se empiezan los riegos no tenemos la posibilidad de parar en marea alta ya que entonces el nivel de altura necesario de los canales no llegaría en los finales de riego.
Seguramente ese año tampoco soltaron agua por la presa de Alcalá para el llenado con lo que la salinidad subió rápidamente al sacar más agua del rió que las aportaciones desde le presa. Aclaro que durante el llenado las tablas tardan varios días en llenarse y por lo tanto no hay desagüe que compense la enorme elevación de aguas del río. Vemos la subida progresiva de la salinidad que llega a su cúspide el 4 de Junio con 2.07 gr/l. El no soltar agua por la presa de Alcalá, en los años de escasez de agua, es un enorme error en la correcta utilización de caudales ya que sube la salinidad a una velocidad endiablada y ya no se estabiliza hasta que no se suelta toda el agua que se ha ahorrado. En este caso no se arregló hasta una fuerte tormenta, -gracias a la cual se salvó una parte de la cosecha-, el día 27 de Agosto. Sin ella dudo mucho que la mitad sur de la isla hubiese cosechado un promedio de 3000 kg/ha.
También podemos observar que la Ermita regó a unos 2 gr/l desde el inicio de los riegos ya que el agua que re elevamos en la bomba toma de "Zabala" daba como resultado una subida de 0.4 ò 0.5 gr/l a la que provenía del Brazo de los Jerónimos.
Todo esto significó que en las comunidades que riegan al Norte de Mínima el promedio de salinidad del año estaría por debajo de 1.5 gr/l con lo que la cosecha se resintió, pero fue admisible. Las comunidades del centro de la zona estuvieron regando con un promedio cercano a los 2 gr/l con lo que las tierras que estaban ya muy lavadas tuvieron unas mermas de un 20% e igual ocurrió en las tierras más desaladas de Ermita, como el "Coto de los Patos", en cambo la mayoría situada en el centro de esa Comunidad tuvo unas mermas del 50 % y las tierras de Cantarita de recién puesta en riego en algunos casos no llegaron a segarse.
Por esas razones es imposible vaticinar qué resultados vamos a tener con una salinidad concreta. Variará su resultado en función de varios parámetros que van desde la calidad de las tierras y su desalinización hasta los cuidados culturales. De todas formas, repito que, sin aquella providencial tormenta, que nos dejó 70 l/m2 en la zona arrocera y desaló el agua de las tablas y bajó el tapón salino, seguramente sólo hubiese obtenido algo de cosecha la parte alta de las marismas.
A partir de ese año y hasta el 96, -que nos salvaron las siembras del año las copiosas lluvias de Primavera, ya que los embalses estaban vacíos y en Enero cuando vine de Paraguay y vi la situación, pensaba que ese año tampoco sembrábamos-, pasamos los catorce años más desastrosos del riego del arrozal de su historia y que Dios y la Administración no quieran que se repitan. Porque no fue la sequía de la cuenca, que es cíclica y previsible a groso modo, el grave problema fue la sequía de neuronas en la cabeza de algunos políticos como le dije a Juan Saura, -al que tengo en alta estima-, en un coloquio que mantuvimos en directo en TVE, Telesur. Y conste que no culpaba a la dirección o policía de aguas de la CHG, culpaba la enorme expansión de las nuevas puestas en riego antes de que los embalses que debían servirlas estuvieran terminados. Aquí en Andalucía repartía agua hasta el botones de la Junta y se sumaban los planes estatales a los autonómicos y a los intereses partidistas de los "politiquillos" de turno.
Durante esa época estuvimos soportando los atropellos que causó la Reforma Agraria, que como le comenté más de una vez al Consejero, Miguel Manaute, estaba vistiendo a unos robándole la camisa a otros y entre estos últimos estábamos los arroceros.
En medio de esta nefasta perspectiva realicé un trabajo sobre la situación de la cuenca, en relación a su balance hidrológico, que titulé PLAN DE EMERGENCIA DEL GUADALQUIVIR... y que presenté al Premio Agrícola-Ganadero del Banco del Santander, dotado con un Millón de pesetas y que tuve la suerte que fuera premiado.
En teoría el Banco debía haber publicado el trabajo, pero por motivos que no vienen al caso, no se hizo, pero la CHG sí lo conocía y sabía que yo llevaba razón cuando afirmaba que la cuenca tenía un déficit de 400/ 500 Hm3 y aquí subo unas páginas escaneadas donde demostraba la existencia de ese déficit y aseguraba lo que nos iba a ocurrir en la cuenca sin esperar nunca que los resultados fueran tan graves.
Si a alguien le quedaban dudas de que se había repartido más agua de la que teníamos los siguientes 14 años dejaron muy claro que mi trabajo tenía los datos correctos y que los riegos, desde el ´82 al ´95, tuvieron una dotación en función del agua que previamente se recogía cada campaña de riegos
Si a alguien le quedaban dudas de que se había repartido más agua de la que teníamos los siguientes 14 años dejaron muy claro que mi trabajo tenía los datos correctos y que los riegos, desde el ´82 al ´95, tuvieron una dotación en función del agua que previamente se recogía cada campaña de riegos
En el año 83, por desgracia tenía más tiempo libre ya que no sembramos y en ese estado de desasosiego, rabia y descontento me puse a escribir este "libro" donde denunciaba el atropello que se estaba cometiendo con los regantes de la cuenca y especialmente con los arroceros que somos el final del río donde llega el agua que nos envían, menos la que se pierde en el camino.
En la primera parte del libro, en el capítulo segundo, explico el Balance Hidrológico, de aportación media a los embalses y la demanda prevista para los riegos existentes, más los que pusieron en riego durante esos años de sequía.
Las páginas escaneadas que siguen pertenecen al trabajo donde dejo muy claro el atropello que se cometió con el sector. Os ruego perdonéis el escaneado tan irregular que es causa de mi inexperiencia en el manejo del escáner al intentar ampliar las letras , dividiendo el folio por la mitad, para facilitar la lectura.
Aquí en este párrafo dejamos muy claro que "ha desaparecido la capacidad actual de Regulación ínter-anual" y que a partir de ahora sólo regaremos en función del agua que cada año recuperen los embalses. Y realmente así ha ocurrido desde el ´82 al ´96, catorce terrible años que estuvieron muy cerca de llevar al arrozal a la quiebra total y yo insisto en que no fue causa de la sequía si no de la imprevisión y la falta de responsabilidad, ética, moral y política, puesto que se llevó a cabo una política partidista y de compra de voluntades que todavía está funcionando.
El año hidrológico empieza en Octubre, normalmente cundo inicia la temporada de lluvias y finaliza en Septiembre del siguiente año, por lo que tenemos que tener en cuenta que el año 81/82 pertenece a la cosecha del año ´82. Como estábamos inmersos en un ciclo climatológicamente muy seco, que inicia en el ´79 y que las reservas llegan hasta el ´81.
Cuando llega la campaña de riegos del ´82, en el arroz empiezan los problemas antes de la siembra, ya que las escorrentías del río son inexistentes y las pocas que hay se quedan en el camino. Es más en esas circunstancias la CHG tendrá que iniciar su campaña de riegos en Febrero o Marzo con riegos de apoyo a los cereales de invierno, sembrados como segunda cosecha, en tierras de riego.
A pesar de todo en el ´82 se permite la siembra de todo el sector arrocero, con 26.000 has, con una dotación en la presa de Alcalá superior a los 20 m3 segundo. Pero si revisamos el cuadro de salinidad de Ermita, (que hemos subido un poco más arriba) en la toma del Brazo de los Jerónimos, apreciamos que la salinidad sobrepasa los 2 gr/l antes que finalice el llenado de toda la superficie, de la Comunidad, que se realiza durante todo el mes de Abril. Y esa salinidad, con pequeñas oscilaciones no nos abandonó hasta las lluvias de Agosto.
Con dos gramos constantes la mayor parte de las tierras de la Isla no llegan a granar el arroz, sin embargo durante esos episodios de salinización de las aguas del río las comunidades suelen evitar, en lo posible los riegos en marea alta y aumentan los caudales por hectárea todo lo posible a fin de evitar una rápida concentración a causa de la evaporación.
En el año ´83 cuando se reunió la Comisión de Desembalses y repartieron las dotaciones para los distintos sectores, al arroz, no le tocaba agua ni para mantener el "tapón salino" sin sembrar una sola ha. Por esa razón la CHG decidió que puesto que no podía garantizar los riegos de la zona arrocera no soltaría agua por la presa de Alcalá. Solamente soltaron el caudal ecológico y realmente la salinidad fue subiendo a unos límites que ni siquiera en la parte Norte de Isla Mayor, en Puebla y Coria, se salvaron las pocas hectáreas que se sembraron.
En el año ´84 cambió nuevamente el ciclo climatológico y durante cinco años pudimos regar, con más o menos penurias.
Ese año (1.983) sin sembrar, cuya agua se utilizó para aliviar fuertemente algunos cultivos, era un activo que utilizábamos cada campaña para solicitar que se atendiera la zona arrocera aunque fuera haciendo un pequeño sacrificio de los demás. Y realmente se nos tuvo miramiento.
Pero aquellos dos terribles años de sequía ´82 y ´83 hicieron cambiar algunos hábitos de riego a partir de ese momento. Las dotaciones máximas bajaron a 8.000 m3/ha y años más tarde se han estabilizado en los 6.000 m3 ha, que es la medida que ha podido hacer volver a la cuenca a un estado aceptable de estabilidad hidrológica. Se prohibieron los riegos para segundas cosechas, se obligó a revisar las conducciones de agua, ya que se perdía mucha agua en los grandes canales de riego, y al sector arrocero, como norma, se le estableció unos turnos de riegos por comunidades, entre cuatro y cinco días de riego semanales, -en función del agua disponible-. Esta medida realmente no ahorra agua en la cuenca, lo que sí es muy importante el beneficio que reciben los regantes de las casas de bombas más al Sur, pues al parar las de la parte alta el tapón salino se desplaza hacia el sur pudiendo tomar el agua con menos salinidad.
Realmente creo que la "cultura del uso del Agua en los regadíos" ha sido más importante para estabilizar el Balance Hidrológico de la cuenca que la construcción de los nuevos embalse que estaban previstos y que se construyeron a su debido tiempo. Pero también las nuevas puesta en riego se fueron realizando según lo previsto y como entramos en un ciclo húmedo no tuvimos problemas serios de riego hasta el ´89.
Pero continuábamos con el déficit de los 400/500 hm3 en el balance de regulación, sólo en la parte que afectaba la Regulación General y que seguíamos castigados a no poder regar en cuanto finalizase el ciclo lluvioso.
Los problemas de riego que se nos planteaban a partir del ´89 , más la nueva espada de Damocles que se ciñe sobre el sector arrocero, el dragado del Guadalquivir, y las posibles soluciones que plantea el sector arrocero las veremos en el próximo capítulo.